1. Cosas de familia


    Fecha: 18/09/2019, Categorías: Incesto Autor: KarlaSuarez, Fuente: SexoSinTabues

    ... pantalones a su hijo, que todavía no tenía su pene en erección, quizás por los nervios del momento, pero en cuanto ella se lo metió en la boca aumentó su tamaño rápidamente, lamiéndolo su madre e introduciéndoselo todo en la boca mientras me miraba a mí morbosamente. Yo me desnudé y me acerqué ofreciéndole mis tetas al chaval para que me las chupara mientras con la mano se atrevía a metérmela entre las piernas buscando mi mojada vagina, lo que le facilité abriendo mis piernas y haciéndome estremecer con sus toqueteos. Estando ya los tres en pleno grado de excitación, mi amiga me ofreció el pene de su hijo para que lo chupara, aunque primero lo agarré con la mano palpando toda su extensión y apretando con ella sus testículos, me lo metí en la boca devorándolo con ansiedad, no parando hasta que sentí su primera descarga en mi boca, que efectivamente era ya auténtico semen, un semen delicioso que llenó mi garganta para seguidamente pedirle que me follara, haciéndole gracia a su madre las ganas que tenía de tenerle dentro, pero la verdad es que yo estaba como fuera de mí y no aguantaba más por correrme por ...
    ... primera vez. Se puso encima de mí y empezó a moverse con rapidez, dándome fuerte y arrancando mis continuos gemidos hasta que me hizo correrme, casi a la vez de que él lo hiciera otra vez. Su madre le dijo: . - Estás hecho un hombretón, cariño, has dejado a mi amiga chorreando. Ahora, mientras te recuperas, cómenos el coño. Empezó con el de su madre, que necesitaba correrse después del espectáculo que estaba viendo y cuando lo consiguió, metió la cabeza entre mis piernas y empezó a comerme el coño de una forma tan rica como no recordaba que me lo hubiera hecho nunca mi marido. Se notaba que su madre le había enseñado bien y nuevamente consiguió hacerme llegar al orgasmo. Luego, ya nuevamente empalmado, folló a su madre mientras yo me sentía una privilegiada por poder observar algo tan íntimo entre una madre y un hijo, que era capaz de satisfacernos a las dos, haciéndome imaginar todas las buenas tardes que nos esperaban juntos, sospechando que yo con el tiempo acabaría convirtiéndome en una vieja viciosa como la vecina viuda de mi hermana en busca de preadolescentes a los que sacarles su primer zumito. 
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