1. La hija del patrón


    Fecha: 28/09/2019, Categorías: Hetero Autor: leonaapagada, Fuente: RelatosEróticos

    LA HIJA DEL PATRÓN
    
    Soy Eduardo, trabajo todos los días en "Las Amapolas", una hacienda reconocida en el norte del país.
    
    Tengo 23 años, mi piel es morena mi cuerpo muy delgado. Mis brazos y piernas están definidos en músculos firmes gracias al trabajo esforzado que llevo en la hacienda. Me gusta traer el pelo corto, ya que es un poco rizado y a veces me siento ridículo con él. Me la paso todo el día con el ganado que pasta en las montañas y ya por la tarde a los quehaceres que aún faltan. No me gusta mucho ir a la casa del patrón porque allí vive Sandra, su hija.
    
    Sandra es como una potra salvaje que gusta de galopar todo el día y después retozar entre las flores... Nos parecemos mucho y los dos amamos el campo tanto que pasamos el día entero entre sus pastos y veredas.
    
    Sandra tiene 26 años, su piel es tan morena como la mía, pero tiene un brillo especial así como bronceado, su cabello lacio y largo espesa la trenza de lado que acostumbra tener siempre.
    
    Los expresivos ojos negros que tiene se adornan de pestañas gruesas y negras que junto con su prominente boca me quitan el aliento. Todo su cuerpo me sobresalta, es una mujer verdaderamente preciosa.
    
    El pasado jueves tuve un encuentro riquísimo con ella en medio de la nada entre las aguas dulces del río.
    
    Había estado casi toda la mañana cuidando del ganado y ya pasado el medio día el rebaño de animales comenzó a bajar para tomar agua a la orilla del afluente. Bajé junto con los animales... Y allí estaba ...
    ... ella; sentada en una piedra a la orilla del río.
    
    Casi instintivamente me oculté entre los árboles para poder observarla sin problema.
    
    Chapoteaba sus pies en la corriente fresca del río, el agua salpicaba sus piernas y gota a gota escurría por su suave y delicada piel. Llevaba un vestido azul muy claro; de tela delgada y vaporosa, corto y arriba de la rodilla, de escote pronunciado y tirantes flojos que resbalaban por sus brazos. Su piel radiante reflejaba los rayos del sol que le lanzaba el agua, era casi una aparición.
    
    Me quedé en silencio para observarla, pero ella se percató de la presencia del ganado y supuso que yo pronto llegaría. Aunque me buscó con la mirada no logró verme y se levantó de aquella roca dichosa que había sostenido su delirante trasero. Despacio avanzó hacia dentro del agua hasta que la misma le tocó las rodillas, se agachó y mojó su trenza, su cara y sus exquisitos senos. Con sus dos manos acumulaba suficiente agua para empaparse toda de pies a cabeza; entonces su ropa mojada se le pegaba al cuerpo redondo y suculento que tiene y traslucido dejaba ver la belleza de sus encantos femeninos. Tanto los pezones enormes, duros y oscuros así como la pancita suave que limita su ombligo. Retrocedió fuera del agua solo para quitarse la ropa lo hacia como si supiera que yo la observaba, con lasciva y tentadora alevosía.
    
    La podía ver de espaldas, mojada en su totalidad con su trenza escurriendo agua tan sexy y caliente como nunca Sandra metió las manos bajo ...
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