Tres negros y Andrea
Fecha: 06/09/2017,
Categorías:
Incesto
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
... ¡Siii!
—¡está gozando la hija de puta,
Incluso Big Daddy frenó sus embestidas para escuchar lo que salía de su boca.
—¡No pares! ¡Métela toda!
—Wooow!
—Dame por el culo papi!
—¡La gozadera con esta cabrona hija de puta!
—¡pues perfórenme más duro, idiotas!
—Haaay haaaay haaay que rico me cogen!
Andrea solo quería que todo acabara. Y si fingir era necesario, lo haría. Además, en el fondo estaba empezando a disfrutar. Nunca pensó que una doble penetración fuera tan dolorosa.
Los tres sonreían y celebraban, Andrea parecía poseída. Sus ojos totalmente en blanco, los pequeños escalofríos, los gemidos. Todo era parte de un orgasmo genuino. Pero apenas estaban empezando. Con una cinta de las cortinas, ataron sus manos por detrás de la espalda.
La levantaban con facilidad, y cada uno iba tomando su turno. Aunque estaba destrozada físicamente quería seguir sintiendo esas vergas dentro de ella.
—¡Eso mi niña, que rica cola tienes! ¡DJ te va a llevar al cielo!
Andrea llevaba días fantaseando con aquellos negros, pero ninguno de sus dildos alcanzaba el tamaño que ellos tenían en realidad. El dolor que sentía la obligaba a gritar. Pero esta vez ella buscaba alguna verga para, por voluntad propia ponerse a chupar.
—¡Eso hija de puta, abre bien esa boca!
—¡Te lo dije! ¿No te lo dije? Esta perra es una puta al derecho y al revés!
—¿Te gustan los negritos, verdad pendeja?
Las piernas le temblaban, sabía que otro orgasmo se acercaba. Ella ...
... cabalgaba sin parar y recibía tremendas nalgadas de ellos.
—Eso, muévete perra!
—¡Vamos a llenar su carita!
—¿Te gusta la leche hija de puta?
Con la boca llena de verga, Andrea asentía. Le encantaba la sensación de los chorros calientes en su cara. Aunque nunca había recibido más de uno. Tres, como ese día, sería algo nuevo para ella.
Y los negros estaban que reventaban después de tanto perforar sus agujeros a placer. Así que la pusieron de rodillas y le gritaron que cerrara los ojos. Pero una cachetada la hizo reaccionar.
—¡Haz la cabeza hacia atrás me oíste, no quiero que escurra todo!
—¡Haaay!
—¿Entendió?
—Siii
En cuanto acomodo la cara sintió un gran disparo de semen, sintió como le atravesó desde el mentón hasta la frente y luego otro, y otro. Parecía que no acabarían nunca. Tenía la cara bañada en semen y apenas había sido el primer negro.
—¡Así se hace hermano, mira como la dejaste!
—Cabron, está muy rica esta pendeja!
Otra carga intensa de semen le cayó sobre lo que ya tenía, la sensación pegajosa era inevitable. Aunque tenía los labios sellados, sentía el sabor colándose a su boca. Cuando sintió el tercero, sus párpados pesaban.
—Pásame su celular de esta cabrona!
—¿Se lo vas a robar?
—Noo, unas cuantas fotos, nada más. ¿Cuál es la clave para desbloquear?
El negro de rastas le vaciaba las últimas gotas de semen en la frente.
—¿Cuál es el puto código, cabrona?
—Cerrop! Doossp! Cerrrop! Treeeshaagh!
En cuanto ...