Mi Madrastra, La Más Puta
Fecha: 07/10/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... de nuevo; esta vez me daba igual que se diera cuenta. Bueno no me daba igual, quería que se diera cuenta.Abrí el siguiente cajón, donde había ropa interior normal, de uso diario. Escogí unas bragas blancas de algodón, nada especial. Sabía que estas se las pondría cualquier día. Me bajé los pantalones y los calzoncillos, y comencé a refrotarlas por mi polla. En seguida se puso tiesa, excitado como estaba por lo que había visto y por lo que estaba haciendo. Pero no era una paja para disfrutar, era una paja rápida que tenía que dejar huella. Me la pasé por el glande, por los huevos y hasta por el perineo, mientras me masturbaba. La eyaculación se acercaba, así que me preparé. Envolví el miembro completamente con las bragas, y le di fuerte. "Esto va por tí Maite, te lo dedico", pensé al correrme, una corrida espléndida no ya por el gusto, sino por la satisfacción de hacerlo en las bragas de esa furcia. Las doblé, cuidándome de que no se saliera el pringue, y las dejé en su sitio.Ahora sólo tocaba esperar.-----Al día siguiente estaba ansioso por observar la cara de Maite. A ver si adivinaba algo en su rostro, cualquier gesto o expresión que la delatara. O directamente que me echara en cara lo que había hecho, o me increpara.Nada de eso pasó. Si había descubierto el pastel (nunca mejor dicho), lo disimulaba mejor que un experimentado jugador de póker. Eso sí, por la tarde me llevé las crías a pasear como era habitual, sin cuestionar sus órdenes. Pasó el día sin incidencias, y ...
... cenamos tranquilamente. Después de leer un rato, me fui a dormir. Entonces fue cuando me llevé la sorpresa: encima de la cama, cuidadosamente puesto en el centro, estaba la fusta del decathlon.¿Qué coño quería decir? ¿Qué mensaje me estaba dando? Me ponía nervioso y me excitaba a un tiempo. Sin duda había visto la corrida en sus bragas. ¿Por qué me daba la fusta para caballos? No entendía nada.Por la mañana, me levanté con el asunto en la mente. Le hubiera querido preguntar pero no sabía cómo. Era sábado, con lo cual ni mi padre ni ella trabajaban y desayunamos todos juntos. Maite estaba inusualmente simpática, servil incluso. Me preguntó qué quería, me hizo un colacao y preparó tostadas. Yo ahí ya flipaba con los cambios de actitud de esta mujer.Fuimos a pasar el día al parque de atracciones. Transcurrió todo de fábula; Nayara lo pasó en grande y los demás también. A la hora de comer en un pequeño restaurante, la cría pidió el menú infantil, y yo unos espaguetis y detrás lomo a la riojana. Miré de reojo a Maite a ver qué hacía tras pedir yo, si desaprobaba mi elección, refunfuñaba, o se ponía a bailar una jota. Porque ya nada me hubiera sorprendido.- Seguro que está delicioso -dijo sonriendo y mirándome.Me levanté y fui al wc a hacer pis y lavarme las manos. Al salir justo entraba Maite por el pasillo. Era el momento de hablarle.- ¿Oye qué es eso que dejaste en mi cama...? Porque lo has dejao tú -dije.Me clavó una mirada que casi me dio miedo, y empujándome contra la pared, me ...