1. La Mujer del Pastor


    Fecha: 12/10/2019, Categorías: Incesto Autor: ioelmejor69, Fuente: SexoSinTabues

    ... a cada momento, no sé de donde sacaba tanta energía, su cuerpo fue llenándose de una capa ligera de sudor, mi humedad era tan intensa que por sus movimientos salía como pequeños chisguetes a todo el derredor de nuestros cuerpos, la humedad mojaba la mesa, yo estaba atenta a los gestos de su cara, en momentos cerraba los ojos, en otros me miraba y sonreía, de repente paro y saco su herramienta de mí, los orgasmos habían sido incontables, las mujeres entenderán que empezaba a necesitar que regara mi interior como final perfecto para nuestro incestuoso ayuntamiento. Me giro y repentinamente me penetro vaginalmente por atrás, se afianzo a mis caderas y esta vez, acelero sus envites, reanude mis orgasmos de inmediato, se agarraba en momentos de mis senos colgantes a los que apretaba por los pezones, con estas caricias lograba excitarme nuevamente por lo que mi gozo continuaba siendo espectacular e irrepetible, era la suma de todos los placeres recibidos en mi vida, era la suma de todos mis orgasmos, era el ardor más intenso en mi interior y como nunca, sentí como una fuente la primera lechada que recibía en mi interior de parte de mi hijo, fueron más de cuatro los chorros que recibí, apagaron por completo mis ardores y complementaron el placer del orgasmo final, nuestros cuerpos se estremecían al unísono como si bailáramos al ritmo de la misma melodía, gire mi cabeza y ahí encontré la suya, nos besamos hasta que nuestros espasmos culminaron, la humedad de nuestros cuerpos era ...
    ... tal que parecía que la lluvia nos hubiera mojado, al salir de mi interior de inmediato sentí un enorme hueco, pero sabía que él podía volver a llenarlo. Vi el reloj en la pared y me asombre al ver la hora, las cuatro de la mañana, me había hecho gozar por más de dos horas. Me cargo sin pronunciar palabra alguna me sentí segura en sus brazos, subió la escalera y llegamos hasta el cuarto de baño. Solo fue un minuto y ya estaba ajustando la tibia lluvia de agua por nuestros cuerpos, sus manos inquietas sabían muy bien lavar y acariciar, la espuma de jabón era el lubricante ideal a sus fuertes dedos que limpiaron a placer mis oquedades, no dejo un sitio oculto a sus caricias y mimos, yo me dejaba hacer pues pese a haber quedado satisfecha, nuevamente recorría el camino de la pasión sabiamente provocada, sus dedos expertos y mi cuerpo necesitado eran complemento ideal, me estremecía ante cada nueva caricia o el descubrimiento de sensaciones placenteras aun en los pequeños pliegues de mi cuerpo, como muñeca, no atine a detener ninguna de sus maniobras, su boca y lengua seguían en forma continua todas mis sinuosidades y oquedades, mis flujos corrían dando más humedad casi aceitosa comparado con el agua que nos mojaba, mis brazos casi inertes solo se movían para asegurar el equilibrio, en muchos momentos los espasmos de placer me obligaban a doblarme por el medio, el en ese momento atacaba mi trasero que también gozo de sus caricias, sus dedos recorrían toda mi amplia ranura desde la ...
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