1. La Mujer del Pastor


    Fecha: 12/10/2019, Categorías: Incesto Autor: ioelmejor69, Fuente: SexoSinTabues

    ... ansias y desesperación me hacían olvidar su barra entre mis labios, que se abrían para gemir y suspirar, perdí la cabeza y la noción de lo que hacía hasta que lo obligue a levantarse, lo lleve a recostarse en su espalda y trepando por sus piernas, con mis manos dirigí la bulbosa cabeza a mi vagina y lo cabalgue hasta caer desfallecida sobre su pecho, ya solo moviéndome de atrás a adelante termine de gozar cuando sentí en mi interior los disparos de leche ardiente con que me llevaba al sumun de los placeres. Volvimos a quedarnos dormidos, esta vez el despertar fue obligado por nuestras necesidades fisiológicas, ya en el baño ambos, nos volvimos a meter al agua, pese a que nos acariciábamos y besábamos a cualquier momento el gruñido de su estómago me obligo a pensar como madre y Salí corriendo para preparar alimentos para los dos, eran ya pasadas las dos de la tarde. Mientras cocinaba, el debate entre el bien y el mal se libraban dentro de mi mente, el remordimiento por lo hecho y el placer recibido se enfrentaban y la naturaleza salía ganando, lo justificaba pensando que el amor de madre todo lo podía y que pasada la euforia hasta le aceptaría que se fuera y me dejara para siempre. Estaba dispuesta a no volver a verle con tal de que lograra su felicidad, según yo libre de remordimientos por lo sucedido. Su abrazo me trajo a la vida real, beso mi cuello suavemente al tiempo que se apretaba a mis espaldas, estaba desnudo, su gruesa herramienta estaba casi totalmente erecta, ...
    ... giro mi cuerpo y dijo: -¡Como estas hermosa, como quedaste de satisfecha, yo no me canso de ti, ya tengo hambre de comerte de nuevo! Hiso el intento de quitarme la bata que tenía y se lo impedí, ¡Comamos hijo! Ven conmigo. Haciendo un mohín frunciendo los labios, accedió a separarse de mí, fuimos a la mesa y saboreando un trozo de panque se acomodó en la silla sin importar su desnudes. Me senté frente a él y con mano temblorosa me serví una porción pequeña de la torta de huevos que había preparado, le serví a él el resto, devoro su parte de inmediato al tiempo que daba sorbos a su taza con café, sonriéndome en todo momento me dijo: -¡Esto es el paraíso! ¡Solo estar a tu lado lo es! ¡Yo lo sabía! ¡Eres maravillosa ma! -¡No puedo imaginar siquiera como sería mi vida sin tenerte! ¡Quiero vivir siempre a tu lado, ma! ¡Quiero que escapemos de aquí y nos vallamos lejos! ¡Solo tú y yo, ma! Asombrada le miraba, hablaba con tanta seguridad y emoción que me dejaba sin posibilidad de responderle, pensé que para cualquier argumento que pudiera yo hacerle el me ofrecería otro cual más de convincente y lleno de pasión y de vehemencia como la que transmitía con sus palabras y la euforia con que las decía. Por momentos me sentía sucia, un sentimiento de inseguridad y temor, pensar en el abandonar a Daniel mi marido, la seguridad que me había dado, la angustia de que el mundo supiera de mi relación incestuosa, abandonar la comodidad en la que había vivido, el respeto de la comunidad, de repente ...