-
Ana 1, un regalo del tipo de seguridad
Fecha: 17/10/2019, Categorías: Grandes Series, Autor: Gabriel B, Fuente: CuentoRelatos
... preguntarme si podría sacarle algunos de esos gritos. Pero me sinceré conmigo mismo y me dije que solo iba preocuparme por satisfacer mis necesidades, de lo otro que se encargue Germán. Ana me miraba con una expresión rara en la cara, parecía estar drogada, sin embargo se notaba un aire de recelo en sus ojos, aunque no de rechazo. — ¿Por qué lo trajiste a él, estás loco? — le recriminó a Germán. — Es un ayudante. — contestó él, mientras la agarraba de los pies y la arrastraba hasta el borde de la cama. — como el pelotudo que trajiste hoy no pudo con vos, por las dudas traje refuerzos, no te quiero dejar caliente. — Luego la agarró de sus rodillas para separar sus piernas, las cuales las mantenía cerrada, cosa que iba durar poco, porque era evidente que Ana no tenía la suficiente fuerza para evitar ceder ante los gruesos brazos del otro. — me acabo de tomar un ribotril, no voy hacer nada yo. — dijo ella. — te dije que solo subieras para chuparme la concha. Quiero acabar y ya. Efectivamente eso fue lo que le dijo con un menaje de WhatsApp. Hace rato que Germán me venía haciendo la cabeza con ella. Yo pensaba que de hijo de putas nomás, para darme celos. Desde que se peleó con el novio se la veía bastante seguido parada al lado del escritorio del personal de seguridad, donde día por medio estaba él. Una vez, mientras ella se iba, yo estaba saliendo del edificio, y como para darle charla y sacarle información le digo a Germán: “linda chica eh” su respuesta fue ...
... rápida “y no sabés cómo la chupa”. Lo tomé por broma, pero aun así fue como un baldazo de agua fría. Sin embargo, en un juego masoquista quizá, decidí acercarme a él, entrar en confianza y sacarle información. No me costó mucho. Germán es de los que les gusta contar sus conquistas, y la de Ana no era una conquista mas, como dice él mismo, es el culito más codiciado del edificio. Me mostró varios mensajes picantes que se mandaban, de los cuales los más tranquilos eran del tenor de “no veo la hora de acabar en esa carita de ángel” o “a la medianoche vas a saber lo que es coger, putita”. Pero pese a la actitud machista y despreocupada que demostraba Germán, la verdad es que estaba enamorado de ella. Por eso le dolió tanto lo que sucedió ese mismo día en que yo atravesé la puerta de su habitación para encontrármela en pelotas. Resulta que Ana se había visto con otro tipo ese día, y Germán se enteró de casualidad por boca del encargado del edificio. Luego de una fuerte discusión telefónica, Ana confesó el hecho, cosa por la que no se sentía culpable, porque él no era su novio. Entonces, luego de que él insistiera en subir para hablar cara a cara, ella sabiendo que lo que él quería era una sola cosa, le envío el legendario mensaje que cambiaría mi vida: “si subís, podes sólo chuparme la concha hasta que acabe, e irte?” Javier me mostró el mensaje, mientras yo llegaba a las diez de la noche de mi trabajo. Estaba muy enojado, pero aun así le contestó que sí, pero que tenía que ...