1. La decente


    Fecha: 20/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    En mi grupo de amigos, que es de cierta edad, nos contamos nuestras experiencias, en confianza, En una de nuestras reuniones, lo que me sorprendió fue que Fermín, un amigo mío, tuviera tanta confianza con un nieto, adolescente, para que le contara la aventura que tuviera con una mujer casada.
    
    Esta mujer estaba considerada una mujer decente, muy muy decente. De las de misa, confesión y cepillo. Esto fue lo que nos dijo que le contara el nieto, que vive en una aldea.
    
    "La Decente es una mujer casada, de 1,75 de estatura, de 35 años. Morena, de grandes ojos negros. Grandes tetas. Labios gruesos, pelo negro y rizado, delgadita, y bella, muy bella. Tiene un gran parecido con Angelina Jolie. Podría pasar por su doble.
    
    Yo, iba a su casa a jugar con su hijo, que fue cuando comencé a pajearme, después ya iba a hacer que estudiaba con su hijo, para poder verla y pajearme al volver a mi casa, a pajearme pensando en ella.
    
    Tuvieron que pasar unos años para que me decidiera a entrarle.
    
    Fue en los Carnavales. Habíamos dado vacaciones en el Instituto. Mi padre, mi madre, el marido de la Decente, y su hijo, habían ido a ver el desfile de las carrozas, Yo, llamé a la puerta de su casa. Abrió, me sonrió, y me dijo:
    
    -Mi hijo va con su padre a ver las carrozas.
    
    -Ya lo sé. Quería un poco de sal para echarle a un tomate.
    
    -Pasa, cariño, pasa.
    
    En la cocina, la Decente, se agachó para coger el salero en la parte baja de un mueble. Le levanté la falda y puse mi mano sobre su ...
    ... chochito, al que tapaban unas bragas blancas. Se incorporó, me miró, muy seria, y me dijo:
    
    -¡Las manos quietas, diablo!
    
    Bajé la cabeza y le dije:
    
    -Fue un pronto. No lo pude evitar. Estás buenísima. Ya me duelen las manos de tanto pajearme pensando en ti.
    
    Estaba ofendida y se empezó a reír de mí.
    
    -¡Qué vas a pajear tú! Seguro que tienes un palillo entre las piernas.
    
    No me iba a callar.
    
    -¿Quieres ver mi palillo?
    
    -Sácala, sácala que me quiero reír un poco.
    
    -¡Mira que la saco! Mejor, no, mejor será que me disculpe. No debí hacer lo que hice, aunque en el fondo creo que la culpa la tienes tú por estar tan buena,
    
    Al fin sonrió, antes de decir:
    
    -Estás en la edad del pavo. Busca una chavala de tu edad. Sabes que estoy casada y que soy una mujer decente.
    
    Se creía segura, pero no lo estaba.
    
    Se volvió a agachar para coger el salero. Quité mi polla, gorda y empalmada, (la había tenido hacia arriba para que no hiciera bulto en el pantalón). Le levanté la falda, y le pasé la punta de la polla por el chochito.
    
    Se volvió a incorporar. Se giró. Al ver mi polla, abrió los ojos como platos, y exclamó:
    
    -¡Qué pedazo de polla! Reventaría a cualquier chavala de tu edad con lo gorda que es. ¿Cuánto te mide?
    
    -25 centímetros.
    
    Me acerqué a ella. Le levanté la falda. Apreté su culo prieto contra mí. Mi polla se metió entre sus muslos. La Decente, me quitaba una cabeza de altura. Me puse en la punta de los pies para besarla, Ella, abrió un poquito las ...
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