1. La decente


    Fecha: 20/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... piernas. Mi polla se frotaba con su chochito. Sentí como temblaba. Me miraba. Parecía que la situación la dejara paralizada. Estaba colorada como una grana. Juraría que moviera la pelvis un par de veces para sentir mejor mi polla. Puse mi lengua en sus labios. Los entreabrió y los volvió a cerrar con mi lengua dentro. En ese momento, sentí la humedad de sus bragas mojar mi polla. Al fin reaccionó. Me apartó de ella y me dijo:
    
    -Le voy a decir a tu madre lo que acabas de hacer, y no se lo diré a mi marido porque te mataría. ¡Fuera de mi casa, y no vuelvas más!
    
    Me fui para mi casa, caliente, decepcionado y preocupado, pero no me arrepentía de nada.
    
    Al llegar a mi casa, la saqué otra vez. Pensando que en vez de apartarme de ella, apartaba las bragas y se la metía en su chochito húmedo, un chorro de leche salió de mi polla y fue a parar al techo de la cocina.
    
    Al día siguiente, mi madre, no me llamó la atención. La Decente, no le había dicho nada.
    
    Transcurrieron los días. Yo evité encontrarme con la Decente.
    
    Ya pasara más de un mes, cuando me dijo mi madre:
    
    -La vecina quiere que le escribas en el PC una carta para el alcalde. No quiere que lleve faltas de ortografía. La puedes...
    
    -Que se la escriba su hijo.
    
    -Se les estropeó el ordenador.
    
    -¿Te dijo ella que fuera a su casa?
    
    -Sí.
    
    Llegué a casa de la Decente. Llamé a la puerta. Me abrió con una sonrisa en los labios.
    
    -Pasa, gamberro, pasa.
    
    Tenía el pelo recogido en una trenza. Llevaba puesta ...
    ... una falda azul que dejaba ver sus rodillas. Una blusa blanca que casi dejaba ver su ombligo y zapatillas marrones de andar por casa. Al llegar a la sala, me dijo:
    
    -Siéntate en el sillón que ahora te dicto la carta.
    
    Puse el PC, encima de una mesita y me senté en el sillón. Le sonó el móvil. Era su marido, Se sentó en el sillón, a mi lado izquierdo.
    
    -Joder, Paco. Ahora no.
    
    Tenté mi suerte y le puse una mano sobre una teta. Me dio con la palma de su mano en mi mano.
    
    -¿Qué que fue ese ruido? Una mosca... Podía haber sido, pero tu hijo va en Santiago y no vuelve hasta la noche.
    
    Metí una mano entre sus muslos. Me la apartó. Besé su cuello. Me empujó. Le mordí, suavemente, el lóbulo de su oreja. Me apartó y puso su mano entre los dos...
    
    -Vale, Cuenta. ¿Qué te hizo el cabrón de tu jefe?
    
    Volví a meterle mano en las tetas. Me apartó la mano. Me miró. Le quise dar un beso. Me hizo la cobra. Recibí otro empujón.
    
    -¿Tienes pensado dejar el trabajo?
    
    Le metí una mano debajo de la blusa y logré acariciarle las tetas, antes que me la sacara. Me arrodillé. Le levante un poquitín la blusa y le besé y metí la lengua en su ombligo. Apartó mi cabeza, pero ya sin tanta brusquedad. Besé sus rodillas. Con mis manos quise abrir sus piernas para besas sus muslos. No lo conseguí. Volví a besar sus rodillas. Abrió un poquitín sus largas piernas. Las volvió a cerrar al ver que quería meter mi cabeza entre ellas.
    
    -Mejor que no lo dejes. Es probable que no encuentres otro en ...
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