1. La decente


    Fecha: 20/10/2019, Categorías: Incesto Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... Su aguadilla y mi leche habían hecho de lubricante.
    
    La Decente, sabía follar como nadie. Se movía buscando mi corrida. Tres veces hizo que me corriera dentro de ella. Ella, cuando se iba a correr paraba, hacía lo mismo que hiciera yo, sólo que la Decente, al parar me daba las tetas a chupar, y después seguía. A la cuarta vez, después de correrme, le pregunté:
    
    -¿Ya no te quieres correr más?
    
    -Claro que sí, pero haciendo que dure, gusta más cuando viene. Quiero que mi tercera corrida sea mejor que la segunda.
    
    -¿Con tu marido te corres tres veces?
    
    -Ya quisiera, ya. Me corro una vez, y a veces, ninguna. Pero al masturbarme... ¿Te pensabas que sólo te masturbabas tú?
    
    -¿Alguna vez lo hiciste pensando en mi después de lo de la cocina?
    
    -Prefiero no contestar a esa pregunta.
    
    -¿Eso quiere qué sí?
    
    Su respuesta, fue:
    
    -Ya, ya, ya, ya. Ya viene. ¡Ya viene! !!Ya viene!! ¡¡¡Ya vieme!!! ¡¡¡Me coooooorro!!!
    
    ¡Y cómo se corrió! Su cuerpo se sacudía como si tocara un cable de alta tensión! Jadeaba sin parar. Hizo un arco con su cuerpo. De su chochito salía flujo de su corrida y leche de las mías. Acabó derrumbándose sobre mí. En mi cuerpo sentí sus últimos temblores, estremecimientos y sacudidas
    
    Cuando se recuperó, me besó, y me dijo:
    
    -He estado en el paraíso.
    
    Le devolví el beso. Y le dije:
    
    -Y yo he visto el cielo en tus ojos. ¿Sabes lo que me gustaría hacer ahora?
    
    -Follarme el culo.
    
    -Lees mi pensamiento.
    
    -Y tú mis deseos, pero déjame ...
    ... descansar un poquito.
    
    Nos besamos, muchas, muchas veces, tantas que ya estaba otra vez cachonda. Se puso en la posición del perrito. Le comí el culo y el chochito, hasta que me dijo:
    
    -No sigas que me corro... Aunque correrme así no estaría mal. Joder. ¡Cómo me pones, pirata mío!
    
    -¡Anda que tú a mí!
    
    Se acercó a gatas hasta la mesita de noche. Cogió una cajita de Nivea, volvió, y me dijo:
    
    -Unta un dedo y métemelo en el culo.
    
    Unté el dedo medio con la crema y le follé con él el culo. Gemía y temblaba mientras la follaba. Saqué el dedo de su culo y metí mi polla en su sexo
    
    -¡Quítala que vas a hacer que me corra!
    
    La quité. Mojada de la aguadilla de su chochito. La unté con Nívea. Se la metí en el culo, despacito. Entraba apretada, pero menos de lo que le había entrado en el chochito. Después de metérsela toda, comencé a follarle el culo, con suavidad al principio y duro después. Ella se estaba masturbando. De repente paró de masturbarse, y dijo:
    
    -Ay que me viene sin tocarme. ¡Ay que me viene sin tocarme! ¡¡Voy a tener un orgasmo anal! ¡¡¡Dame duro!!!!
    
    Le agarré las tetas y la folle duró. Comenzó a correrse. Otra vez se sacudía como azotada por un temporal. Sus gemidos eran escandalosamente sensuales. Giró la cabeza. Sus ojos estaban en blanco. Al verla me corrí dentro de su culo. Se derrumbó sobre la cama. Sus convulsiones y contracciones, eran tan fuertes, que pensé que se iba a morir de gusto. Al final, del placer que había sentido, se desmayó.
    
    Al volver ...
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