1. Tatiana Cap I. Juegos Lujuriosos


    Fecha: 20/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... arrastradas por las maniobras que ejecutaba con los pezones, y cómo Tatiana, condescendiente e indefensa, no se perdía detalle del falso tratamiento. ―Ahora debo preparar tu piel, querida —le dijo. Y ante la cara de desconcierto de la joven argumentó lo primero que se le vino a la cabeza—. Al extraer la leche disminuiremos en cierta medida el volumen de tus pechos; por lo tanto, debo preparar la piel para que adopte la nueva forma sin dejar cicatrices o estrías―. Al ver la cara de pánico de Tatiana supo que había acertado: la tontita adoraba su belleza―. No te asustes —la tranquilizó—, la saliva es un extraordinario agente estirador de la piel, así que voy a aplicarla en toda la piel de tus pechos, para que quede tan tersa como antes. ¿De acuerdo? ―Si, por favor, don Benito… Gracias, don Benito. El viejo no cabía en sí de gozo cuando empezó a lamer y bañar con su saliva la teta izquierda de la joven. ―El roce de los labios mejora la absorción ―se detuvo a explicar en medio de la faena. Además, quería volver a escuchar los gemidos de Tati―. Y recuerda que debes relajarte. Si te duele, no lo reprimas, déjalo salir―. Creyó ver un destello de morbosidad en los ojos de la joven, pero descartó la idea de inmediato; no podía ser tan maravilloso. ―¡Ay…! ¡Ayyy… Ayyyy!… ¡Uyyy!. Don Benito… ay… le faltó un poquito por aquí… —le indicaba la rubia de vez en cuando. El viejo se sentía en el cielo. Chupo desfachatadamente la totalidad de la teta izquierda de la madre primeriza. Trato ...
    ... especial le dio al duro pezón, limitándose a lamerlo; ya llegaría su turno de chupetearlo a conciencia. El sabor de la piel de Tatiana era afrodisíaco, el suave gusto a duraznos estimularon de tal manera las papilas gustativas del pobre viejo que lo tenían babeando como perro. Cuando separo con sus manos las portentosas ubres, para lamer el sensual espacio que las separaba, Tatiana fue víctima de un fuerte estremecimiento; como si lo hubiera venido aguantado de hace rato. ―Ay. Su bigote, Don Benito. Me hace cosquillas― se apresuró a explicar la joven. Estaba ruborizada. ―¿Te molesta mucho?. ―No, Don Benito. Siga… por favor― contesto de inmediato la joven. El viejo creyó ver que Tatiana había mirado fugazmente a la Sra. Marta. Como si temiera haber cometido alguna indiscreción. Se olvidó de ello apenas empezó su faena lingual sobre la teta faltante y escucho como se reiniciaban los gemidos de dolor. No le pareció extraño que la pobre chica se quejase, aun cuando solo estuviera lamiendo suavemente su pezón. Seguramente el dolor por la hinchazón de sus pechos se volvía más fuerte y constante. ―No te preocupes mi vaquita. ¡que ya te ordeño!―pensaba el muy patán. ―Ah… Aaaaaah…Ayyyyyyyyy― parecía que a la chica empezaban a flaquearle las fuerzas. Los grititos se habían vuelto gemidos algo más débiles pero extrañamente más intensos. Benito, decidido a aprovechar al máximo la pasividad de esa exquisita mujer, le puso las manos en la cintura y le acarició en forma casi imperceptible el ...
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