-
Historia del Chip - Rituales de apareamiento - Kim 004
Fecha: 24/10/2019, Categorías: Grandes Relatos, Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos
... la forma que tenía. Una elipse recortada desnudaba su frontal desde un poco por debajo de los pechos hasta casi el pubis. Si en el anterior la mirada llevaba al escote, en esta ocasión era imposible no fijarse en la esbeltez de la cintura o en la piel expuesta desde la base de los pechos hasta casi el vientre. Los senos asomaban por la parte inferior y una mano podría palparlos con relativa facilidad. Su forma no era necesario adivinarla, quedaba perfilada sin paliativos. Los pezones rígidos parecían poder cortar la fina y elástica tela. El color rojo sumaba al conjunto el gritollévame a la cama. Kim se contempló detenidamente en su espejo gigante y se quedó -una vez más- sin respiración. Dio un paso hacia delante y otro hacia la derecha. El vestido osciló ligeramente descubriendo un trozo del inferior de los pechos. Por muy ajustado que estuviese, los senos desequilibraban la tela. Kim observó como Mary se quedó extasiada mirándola. Directamente a ella, -al original-, y no a la réplica gigante en la pantalla —Es fantástico, Mary, pero no sé cuándo voy a poder llevar algo así— dijo Kim, tratando de engañarse y de engañarla. —Da igual. Al menos, te veré yo. Y, en una fiesta de fin de año, o algo parecido, seguro que tienes ocasión— le replicó Mary ufana. Kim pensó que bailar con este vestido era lo más parecido a bailar desnuda. Los movimientos de las caderas y los pechos no se destacarían excesivamente pero el bamboleo sería muy sexy. Sin darle tiempo a seguir en ...
... cavilaciones, Mary le arrancó literalmente el atuendo por la cabeza y le colocó el último. De inmediato, Kim comprendió que faltaba algo. De color fucsia, traslucía todo su cuerpo. Y era tan ligero que pensó que lo rompería. Dejaba descubierta la espalda pero cubría los pechos y sus laterales. Era peligrosamente corto e invariablemente indecente. Miró sorprendida a su hermana cuando le dio el resto del atuendo. Consistía en unos pañuelos o colgantes. Mary le ajustó el primero al borde de la tela de los hombros. Caía exactamente sobre los pechos en un semicírculo. Era exactamente del mismo color fucsia y con la misma textura y opacidad, o falta de opacidad, del vestido. Sin dejar de mirar la pantalla, Kim sintió como Mary le ajustaba la parte de abajo. Completó la labor con dos semicírculos más. Si se miraba con atención parecían aparecer los pezones o el pubis o acaso era imaginación del observador. Kim llevó la mano por debajo del vestido y casi hasta el pecho. Los dedos seguían viéndose algo distorsionados. La suma de las dos telas se confabulaban para tratar de engañar la vista. Se giró para verse por detrás. Allá dónde sólo había una tela, el escote era inconfundible. La grieta del culo apreciable a simple vista. Las nalgas en sí quedaban parcialmente ocultas. Kim se movió para comprobar que ocurría, siendo peor. Las nalgas quedaron descubiertas para volver a ser oscurecidas. Todo el vestido era una especie de la danza de los siete velos, salvo porque había únicamente ...