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Cosas de chicos I
Fecha: 26/10/2019, Categorías: Gays Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... medio podrido por el sol y la lluvia, atado con alambres a las cañas. Ni bien llegamos, Lucho sacó de una lata escondida entre las cañas un atado de cigarrillos y fósforos y junto a su hermano se pusieron a fumar. Me convidaron una pitada, pero me hizo toser y me pareció horrible. Yo veía que Jere se tocaba por sobre el pantaloncito y lo miraba a Tato y recién entendí como venía la mano cuando Lucho dijo "Ahora todos a hacerse una buena paja", que es como se le decimos aquí a masturbarse. Todos se bajaron los pantalones y calzoncillos y todos ya la tenían parada. No me dio ninguna vergüenza hacer lo mismo porque me pareció muy divertido. Yo ya me tocaba casi de contínuo escondido en mi habitación y hacerlo libremente junto a mis amigos me pareció fenomenal. Me sorprendieron las pijas de Lucho y Tato, La de Jere ya la había visto y si bien era un poco más larga y cabezona, era igual de infantil y lampiña que la mía. Pero las de los mellizos ya eran otra cosa, ya estaban desarrollados. A mí me parecieron gigantescas y negras en comparación con el tamaño y palidez de la mía y la de Jere. Llenas de venas, de cabezas grandes y relucientes y ambos con una renegrida y exuberante pelambre. Pese a la diferencia de altura las de los mellizos eran del mismo tamaño, sólo se diferenciaban en que los huevos de Tato parecían más grandes porque le colgaban flácidos y los de Lucho estaban pegados a la base de su pija. Viéndolas con mi visión de adulto diría que medirían unos 17 cm con un ...
... grosor estándar, pero para mis 9 años, representaban dos gigantes. Ni bien comenzó la masturbada veo que Jere agarra la pija de Lucho y viceversa, haciéndose la paja el uno al otro. Tato me invitó a hacer lo mismo y acepté enseguida. Me resultó glorioso. las sensaciones que me provocaban los dedos de Tato hurgando en mi pijita no tenían punto de comparación con mis propias tocadas. Y ni que hablar de la sensación de tener ese tronco grueso y largo en mi mano. Yo no debería hacer muy bien porque cada tanto Tato tomaba el mando de su propia pija y me mandaba a acariciarle los huevos, lo cual no me desagradaba ya que me parecían suavecísimos e inmensos y me daba oportunidad también de incursionar en su ensortijada pelambre que me parecía fascinante. Cuando pensaba que nada podía ser más agradable que lo que estábamos haciendo, veo que Lucho empieza a gemir, le pide más velocidad a Jere y tensando sus piernas le viene la primera eyaculación que vi en mi vida. Cuatro o cinco potentes chorros de blanca y espesa leche que saltaron a distancias decrecientes. Ellos ya me habían contado que les salía leche, pero nunca hubiese imaginado que era así. El espectáculo me distrajo con lo que detuve mi paja a Tato y sólo le sostenía la pija, pero él quizás incentivado por la acabada de su hermano, rodeó mi mano con la suya y con una docena de movimientos frenéticos hizo que lo hiciera acabar en segundos. Sentí la vibración de sus chorros en mis dedos y su acabada no tenía nada que envidiarle a la ...