Trío infructuoso
Fecha: 28/10/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
... de mi excitación y completamente fuera de mí, en un arrebato, le pellizqué los pezones de manera brutal a Antoniette. Al principio, gritó, entre placer y dolor, pero al instante me quitó las manos de sus pechos y me volteó a ver, confundida. Aminoré un poco la marcha y Antoniette se bajó de su hermana, quien (no recuerdo bien, pues estaba un poco… muy tomado en aquella ocasión) creo ya había tenido un pequeño orgasmo. Gabrielle me hizo apartarme de ella con una sonrisa, tomó mi verga, la sobó unos instantes y le dio un buen lametón. Antoniette, me tumbó sobre la cama y se clavó ella misma mi verga. Gabrielle, se puso también encima de mí para que le chupara el coño y el culo, lo cual hice gustoso. Ellas se besaban mientras yo taladraba a Antoniette.
Honestamente y, como supongo, a muchos hombres les habría pasado lo mismo, estaba como una moto. Estaba viviendo un sueño, una fantasía que muchos tienen y, tristemente, lo tuve que arruinar. No sirve de nada mentir y me encantaría ofrecer un buen relato, disfrazando los hechos reales con la fantasía, pero me apetece ser honesto.
Como dije, estaba muy caliente por la misma situación que estaba viviendo. No sé por qué me dejé llevar, pero, en mi calentura y, presa de los recuerdos vividos con Ga, tomé con mis manos las nalgas de Antoniette y le solté tres brutales y firmes nalgadas con ambas manos.
Al instante, las dos hermanas se separaron y tuve una lluvia de golpes e improperios en francés que no alcancé a ...
... distinguir. Antoniette me soltó una cachetada que recuerdo vivamente, mientras su hermana intentaba calmarla. Me siguieron insultando en francés (más Antoniette que Gabrielle) hasta que intenté calmar el asunto movimiento mis manos en una señal inequívoca que intentaba decir: cálmense.
Propiamente, había roto el momento y cualquier calentón que tuvieran ellas en ese instante, se esfumó. Antoniette, iba de un lado a otro y en un momento, tomó sus cosas, se vistió y salió de nuevo a la fiesta echa una furia. Gabrielle me miró entre contra airada y divertida y me dijo en inglés: “no le gusta que le peguen… a mí un poco, pero no siempre y depende de la persona. Lamento lo ocurrido”.
Todo esto transcurrió mientras yo me quedé clavado en la cama, sin saber qué hacer. Apenado por mis acciones, confundido, arrepentido y completamente impotente.
Se quedó en silencio, esperando alguna reacción, pero me quedé mudo. Ella, volteó los ojos y murmuró un inteligible “hombres” en un acentuado franco español, se vistió y cuando estaba por salir le solté el conocido “excusé mua” (no sé si era adecuado decir eso, pero no sabía, ni sé, mucho francés… era la única manera que conocía de pedir disculpas). Ella, se detuvo, me miró y probablemente mi cara era un poema. Se acercó a mí, se arrodilló y me hizo una mamada simple y llana.
Hasta ese momento, no sabía lo doloroso que puede resultar la lástima. Porque eso fue lo que hizo Gabrielle. Su mamada fue por lástima… su mirada era de lastima. Sus ...