Rebeca y el chico del hotel
Fecha: 30/10/2019,
Categorías:
Voyerismo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el chico además de con una gran sonrisa, la saludó como si la conociera de años y le dio un abrazo donde aprovechó para acariciar de arriba abajo los brazos y espalda de mi cuñada. – Esto se va a poner bueno, pensé – Así que buscando esquinas para esconderme durante todo el camino, los seguí mientras ellos caminaban uno al lado del otro hacia uno de los edificios contiguos.
Durante todo el trayecto no pude más que pensar en cómo y en qué momento Rebe había hecho ese trato, si es que lo había, si apenas estábamos en el segundo día de viaje. Logré pasar desapercibido todo el camino, hasta que los vi entrar por el área de patio o balcón de una de las habitaciones del primer piso. El tipo entró en la habitación mientras Rebeca se quedó sentada en una de las sillas de jardín, notablemente nerviosa, pues constantemente miraba hacia todos lados. Luego el tipo salió con dos cervezas en la mano, y luego de darle una a mi cuñada, se sentó en la silla de un lado a conversar.
Pasaron al menos 10 minutos y yo ya estaba cansado de estar escondido detrás de un árbol, pero justo cuando estaba a punto de irme pensando que aquello era una amistad inocente, el chico se enderezó en la silla, dejó la cerveza en el piso, y puso una de sus manos sobre la pierna de Rebe mientras le decía algo con su rostro muy cerca del de ella. Pude ver como Rebe se estremeció al principio y puso su mano sobre la de él como queriendo evitar que el chico la fuera a mover hacia donde no debía. En varias ...
... ocasiones movió su cabeza en signo de negación mientras el chico le hablaba, y al cabo de unos segundos, Rebeca miró fijamente hacia el otro lado, pensativa, como si estuviera tomando una importante decisión.
El chico se puso de pie y entró a la habitación. Rebeca se quedó sentada unos segundos, y luego de ponerse de pie y mirar hacia todos lados, fue detrás de su amigo rubio.
Mi curiosidad estaba satisfecha, pero mi morbo no. Salí como rayo de atrás del árbol y comencé a buscar cómo y donde podía mirar lo que sucedía dentro de aquel departamento de primer piso, hasta que mientras me acercaba, vi que había una rendija entre las cortinas de la puerta trasera donde podía ver hacia dentro. Rezando porque no volvieran a salir, me metí en el patio donde se habían tomado la cerveza y busqué acomodo para ver hacia el interior.
Ni un minuto habían desaprovechado. De pie frente al televisor encendido los encontré abrazándose y besándose con desesperación. Las manos del chico mucho más inquietas que las de mi cuñada, pues en pocos segundos las vi pasearse de su cabello hacia su espalda y de su espalda hacia sus nalgas, a las cuales les dio una repasada y apretada que hasta envidia me dio. Rebe intentaba llevar las cosas con más calma, pues mantenía sus manos en el pecho del chico como esperando un momento en que se sobrepasara y empujarlo hacia atrás, pero ni siquiera los juguetones agarrones del chico la hicieron tomar esa decisión.
En un segundo el chico giró el cuerpo de mi ...