1. 4 paredes, Mariela y yo


    Fecha: 31/10/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: IMen4You, Fuente: CuentoRelatos

    ... se retorcía sobre mí. Mis dedos no dejaron de estimular su clítoris cuando nuevamente comencé a sentir como inundaba mi miembro con sus fluidos. Se balanceo con mi miembro dentro de ella presionando para prolongar su orgasmo. Dejé lo disfrutara, al igual que yo disfrutaba su placer. Lentamente se levantó de mí y se subió a gatas sobre la cama, solamente voltee mi cara mirando ese par de nalgas que ahora estaban en esa posición tan encantadora.
    
    Ella solo regresaba a mirarme con mirada de lujuria, yo por mi parte de inmediato me subí a la cama para colocarme tras de ella. Se colocó justo en el medio de la cama, pegó su pecho sobre la misma y dejó para mí su cadera totalmente empinada. No esperé más y le abrí las nalgas para embestirla de una vez, me clave de nuevo en el fondo de ella. Mis manos se acomodaron en su cadera y comencé ahora a mi antojo a clavarme en ella. La jalaba una y otra vez hacia mí, mi miembro chocaba en el fondo de su sexo y sus gemidos comenzaban nuevamente, esta vez eran más fuertes casi gritos. Eso solamente me excito mucho más y mis embestidas se hicieron más intensas. Mariela elevo su parte del frente volteándome a ver, quería mirar cada movimiento de mi cadera hacia ella. Me miraba, gemía y yo lo hacía con ella sin importar que los huéspedes de lado nos escucharan, sólo disfrutaba al máximo. Elevó sus manos en busca de la cabecera de la cama, quedo algo inclinado y yo aproveche para tomarla del pelo y jalarla contra mí. Mi mano libre comenzó a ...
    ... darle de nalgadas, y en cada nalgada que le daba, gemía y gritaba a la misma vez. Mi excitación estaba al límite, mis movimientos se hicieron frenéticos y apenas entre mis gemidos le dije que tenía ganas de venirme. Ella sólo me dijo que lo hiciera, que también lo haría conmigo. Fue tal el aviso que comencé a moverme de forma frenética, tiraba de sus caderas con tanto desespero y ambos gimiendo sin poder contenernos más comenzamos a venirnos de forma maravillosa. Sentí sus espasmos y como su vagina daba esas contracciones de nuevo que apretaban mi miembro a la misma vez que exprimía todo mi semen dentro de ella. Fue una sensación tan maravillosa, sentir como terminaba dentro de su sexo.
    
    Lentamente salí de ella y nos echamos a la cama, exhaustos y satisfechos por el final. Ella se levantó al paso de unos 5 minutos para ducharse, yo preferí quedarme en cama. Terminó y se recostó a mi lado sobre mi pecho. Me dio un beso sobre la mejilla y cerramos los ojos sin decir una palabra. No me di cuenta de que me había dormido hasta que escuche tocaban la puerta. Desperté de forma inmediata, y no miré a Mariela a mi lado. Me vestí y abrí la puerta pensando era ella pero no, era el casero avisándome que era hora de que saliera. Le pregunté sobre mi acompañante y me dijo que hace una hora había salido a prisa, pero le había pedido me entregara una nota.
    
    Al salir con mi auto el casero me entregó la nota donde decía:
    
    “Disculpa por no avisarte que me marchaba pero te veías tan tranquilo ...
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