1. Memorias, entre el pasado y el presente (3)


    Fecha: 31/10/2019, Categorías: Hetero Autor: zorroblanco2003, Fuente: SexoSinTabues

    ... en mi cama no pude dormir, entre el calor y mi mente recordando una y otra vez la caliente escena de la tarde, conciliar el sueño era una ironía. Las imágenes de aquel cuerpo negro desnudo me atormentaban, aquella raja goteando aquel líquido, todo era tan nuevo, tan desconocido y tan llamativo para mi joven mente en aquel entonces, que me estuve mortificando toda la noche sumergiéndome en mis ensoñaciones. Intenté tocarme el pito, como mi amigo Albert me había dicho y ciertamente era algo placentero, pero vamos ni mucho menos lo que él me había prometido sentir. Por eso tal vez pensé que aquello no era a lo que él se refería y concluí en que no sabía hacerlo. Al día siguiente volví a ver a Albert e insistí en que me enseñase el método de masturbación que él seguía. Por la tarde nos fuimos al granero y allí, desenfundamos nuestros pitos y comenzó la clase. Él era mayor que yo y tenía ya mucho pelo en sus partes, según él yo parecía un recién nacido, pues aún no tenía casi pelos, aunque ya alguno había pero no era comparable a lo suyo. El se cogía su punta y me explicaba como menear los dedos, yo lo seguía con atención y lo imitaba con mi pilila. Incluso creo que llegué a pedirle que me lo hiciera él a ver si es que yo lo hacía mal, pero él montó en cólera y me dijo que “de ninguna manera, los hombres no se tocan entre ellos, eso está prohibido” —me aseguró. No entendí el porqué de su reacción, así que seguí con mis prácticas. En aquellos menesteres estábamos cuando la puerta ...
    ... crujió y nos alertó, ambos nos volvimos y expectantes esperamos a que alguien entrase por aquella puerta. Mi padre traía cogida del brazo a la muchacha del día anterior, ésta no se resistía tanto como ayer, pero tampoco entraba gustosa al lugar. — ¡Vamos zorra, hoy te follaré otra vez! —le espetó—. ¿Entendido? Y espero que me complazcas, si no, ¡probarás el sabor de mi látigo! —agregó él sin mostrar piedad. — Lo que el señor diga, pero por favor. ¡no me pegue! —suplicó la desventurada joven. Mi padre la puso de rodillas hoy y ante la atónita mirada de la muchacha extrajo su verga, ésta aún no estaba dura. — Vamos, ¡chupa con tu boca hasta que se ponga bien dura! —ordenó. La joven, temerosa de la reacción del hombre la cogió con remilgo y de igual manera abrió su boca y la chupó suavemente una vez. Luego miró a mi padre quien complacido le sonrió. — Muy bien, ahora sigue, estoy seguro de que aprendes rápido —rugió. La chica volvió a abrir su boca y a meterse aquella verga que ya comenzaba a agrandarse, y así siguió con ella metida en la boca, chupándola muy despacio. Mi padre parece que se cansó de tanta parsimonia y la cogió por la cabeza de repente. — ¡Vamos, más brío mujer! ¡Que se me va a bajar! —gritó mientras sujetaba su cabeza y la empujaba con fuerza hacia su garganta, clavándole la verga hasta las amígdalas. Durante unos segundos la forzó brutalmente hasta que a la chica le entraron arcadas y tuvo que separarse para intentar vomitar, cayendo de bruces contra el suelo. ...
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