1. Mudanza


    Fecha: 01/11/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Sinuhe, Fuente: CuentoRelatos

    ... fresco para el día caluroso que había ya terminado.
    
    Llamé a la puerta, no sin un poco de estremecimiento y temor. Pausa de silencio. Llamé otra vez, asegurándome que el aparato funcionaba para tal fin. Cuando me di por vencida, decidí volverme a mi apartamento y al dar el primer paso de regreso, sentí algo que golpeó suavemente mi hombro. - "Hola", siento decir al mismo tiempo del golpecito. Me asusto y me sorprende el gesto y al volverme veo que es la mujer quien me saluda. - "Hola", respondo algo agitada por la sorpresa, y sonriente.
    
    -Sabes -agregó- soy Helena y soy la vecina de enfrente. Quería invitarlos un refresco o un trago a mi departamento, para darles la bienvenida ¿Vienen?
    
    -Pues yo voy, Marcos puede que llegue un poco más tarde, pero seguro se nos unirá.
    
    Quedamos para las nueve de la noche e inmediatamente me puse a organizar el lugar y el convite. Estaba algo nerviosa. No pensé en tener este tipo de invitados en mi casa nueva, pero se veían personas de criterio amplio y buen gusto.
    
    Cuando saludé a Tatiana, la nueva vecina, me alegré de verla. Se veía una mujer divertida, suelta de espíritu, alegre. Ella tiene el cabello ligeramente rizado, algunas pequitas sobre la nariz y sobre los pómulos. Su figura era como la mía y creo que coincidíamos también en los años. Su marido, Marcos, parecía un tipo alto. También con el cabello rizado, pero no pude observarlo más, puesto que sólo lo divisé cuando estaban los de la mudanza. Puntualmente a las nueve ...
    ... llamaron a la puerta. Hice pasar a Tatiana que no vestía el atuendo sport de la tarde, sino una falda de seda negra. Era amplia, con un forro que le daba volumen y presencia. Complementaba con un top strapless muy bello, lleno de flores y motivos vegetales orientales. Sin duda la chica quería verse femenina y lo consiguió.
    
    Luego de disculpar a Marcos, pasamos a beber una copa de vino blanco. Un Chardonay muy especial que tenía guardado. Conversamos un rato y me sorprendió una confesión que me hizo. Marcos no era su marido, sino su hermano. Ella nunca se había casado, aunque tenía ese rostro típico de las mujeres que nos habíamos enamorado. Conversamos muy animadamente, yo miraba su cabello porque me gustaba mucho, pero lo que más me tenía hipnotizada eran sus ojos azules. Dos lumbreras que me tenían muy pendiente de sus movimientos.
    
    -¿Colocamos música? -Sugirió Tatiana.
    
    -Por supuesto, escoge tú lo que quieras.
    
    Yo fui en busca de una barra de incienso para aromatizar el ambiente. Siempre me gusta hacerlo cuando invito gente desconocida a casa. Es una forma de acoger, de inducir al pensamiento bello, de evitar malas vibraciones también.
    
    Al reingresar a la salita, Tatiana estaba sentada en el sofá con los ojos cerrados y las manos sobre sus piernas.
    
    Parecía que estaba meditando, soñando ¿fantaseaba? Aproveché que ella no se percataba de mi presencia para mirarla más detenidamente, para observar a mi vecina nueva. Había algo que me fascinaba de ella, algo más que sus ...
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