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Un chico lindo, demasiado lindo (7)
Fecha: 03/11/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
Sólo al alba logró conciliar el sueño y cuando la mujerona lo despertó a la mañana le costó que las brumas del sueño abandonaran por fin su cerebro. Las tareas domésticas que Hilda le encomendó eran regar las plantas del patio y hacer una limpieza a fondo del baño, trabajos que el chico hizo vigilado estrechamente por la matrona. Mientras cumplía con lo ordenado pensaba en que cuando terminara iba a hablar con Hilda, acuciado por ese placer que le habían dado los dedos de la mujer en su cola. Eso no lo alarmaba, porque también y simultáneamente se había calentado mucho virilmente con la mujerona. Fueron sensaciones muy fuertes y más a su edad, cuando las hormonas son un tsunami y la experiencia y el conocimiento de sí mismo es incipiente y no alcanza. Trabajaba nervioso, sintiendo a sus espaldas la mirada de Hilda, que lo seguía cinto en mano. Mientras tanto, iba juntando coraje y finalmente, cuando la tarea doméstica estuvo concluida se dirigió a Hilda mirando al piso y con las manos atrás: -Señora… ¿puedo hablarle?... La matrona lo miró como siempre: con un brillo de deseo en los ojos. -Hablá. -autorizó. Entonces el chico, con mucha vergüenza, pero decidido comenzó a definir lo que sentía: -Señora, es que… me cuesta, pero… pero es que me… me gustó lo que me hizo con los dedos… pero además usted… usted me excita, señora… Hilda meditó durante unos segundos y finalmente dijo: -Ay, mi putito, pero es que yo soy lesbiana. Nunca he cogido con un hombre ...
... ni voy a coger nunca. Vos me gustás mucho y me excitás, pero es porque sos tan lindo como una nena. Mirá las piernas que tenés, tan bien torneadas y además no musculosas sino mórbidas, mirate esos muslos… Mirate esas caderas, nene, son curvas y eso se nota más por lo finita de tu cintura… ¡Y ese culito que tenés!... Te digo algo: he cogido con muchas jovencitas y te aseguro que no sé cuántas de ellas tenían un culito mejor que el tuyo… De verdad te lo digo. Oíme, putito… -Por favor, señora Hilda, no me diga putito… -Callate y oíme. Me encanta que te haya gustado lo de mis dedos y te portaste muy bien como sirvientita, así que te merecés un premio. Te voy a coger así otra vez y te dejo que te masturbes, pero no en mi cama, no quiero que me la ensucies otra vez con esa lechita. Lo hacemos en la bañera. Vamos. –dijo la mujerona y tomándolo de un brazo lo condujo al baño mientras el chico temblaba de excitación. Una vez llegados a destino Hilda le ordenó que me metiera en la bañera, de rodillas, con el torso erguido y el antebrazo izquierdo apoyado en el borde externo. -Muy bien, sirvientita… Muy bien… Quietita ahí… -dijo Hilda y mientras el chico trataba de digerir el infamante tratamiento verbal fue hasta el botiquín en busca de un pote de vaselina. Volvió hacia el chico, se sentó en un pequeño banquito de plástico usado para recortarse las uñas de los pies, untó con vaselina el orificio anal del chico e inmediatamente sus dedos índice y medio en tanto el pene del ...