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Un chico lindo, demasiado lindo (7)
Fecha: 03/11/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... fotos. Durante la cena el vejete se divirtió hostigando al chico con toqueteos mientras el pobrecito se aplicaba a atenderlo a él y a Hilda, que reían al ver la vacilación del nene entre el deseo de esquivar ese manoseo y la conveniencia de soportarlo para no arriesgarse a un castigo. Por fin ambos perversos terminaron de comer y mientras el chico lavaba la vajilla y los cubiertos, don Ernesto e Hilda se fueron al dormitorio del viejo a ultimar los detalles para la sesión de fotos. -Terminá pronto y vení a mi pieza, putito. –fue la orden del viejo. Diez minutos después el chico hacía su entrada en el dormitorio, donde don Ernesto terminaba de explicarle a Hilda el manejo de la muy buena cámara fotográfica que había traído del local. -Bueno, ya tenemos al modelito, un modelito muy putito… -se burló el sátiro provocando la risa de Hilda, ya cámara en mano. -Hilda, las primeras fotos hacelas mientras me está bajando el pantalón. Hace varios disparos en esa situación. Vos, putito, arrodillate delante de mí, soltame el cinto y empezá a bajarme el pantalón mientras me mirás a la cara. ¡Vamos! –apremió el viejo y el chico comenzó a cumplir con la orden mientras Hilda, a espaldas de don Ernesto y un poco de costado accionaba la cámara. No dejó de disparar una y otra vez mientras el chico, mirando al viejo a la cara, le deslizaba el pantalón hacia los tobillos. Hilda realizaba su tarea ganada por una creciente excitación y más cuando el vejete dijo: -Bueno, ...
... putito, ahora me agarrás la pija. Mirá que parada y dura que está, jejeje… El chico vaciló, pero supo que desobedecer no tenía sentido. Tomó entonces esa verga erecta y esperó la siguiente orden mientras escuchaba el sonido de la cámara ante cada toma. -Abrí la boca y tragala. –le ordenó don Ernesto y eso hizo el chico. Hilda seguía tomando imagen tras imagen, fascinada con la carita del chico, con su boca que engullía la pija del viejo y mamaba con los ojos cerrados. -Bueno, basta, putito. –decidió don Ernesto. –Ahora ponete en cuatro patas que te voy a entrar por el culo. –dijo. -Vos, Hilda, ubicate a la izquierda de nosotros, a mi espalda, arrodillada para que la cámara esté a la altura de la cara del putito. -Entiendo, don Ernesto. –dijo la matrona y adoptó la posición ordenada mientras el sátiro iba hasta la mesita de noche, tomaba el pote de vaselina, se untaba la pija y ponía después un poco en el orificio anal del chico, que temblaba ante la inminencia de la violación. Hilda estaba en posición cuando don Ernesto penetró al chico hasta los huevos, pero lentamente, para atenuar el dolor y que el rostro de su víctima no se viera crispado. -Doblá la cabeza hacia la izquierda, putito, y levantala un poco. Eso es, así, muy bien… ¿Lo tenés, Hilda? -Lo tengo perfecto, don Ernesto… Se lo ve precioso… Y el viejo empezó a bombear, pero con suavidad, hasta que Hilda le confirmó que tenía diez tomas. Entonces don Ernesto apresuró el bombeo y poco después ...