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Soy la puta de mi primo
Fecha: 03/11/2019, Categorías: Gays Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos
... vez. Como nadie en la familia tenía la más mínima sospecha a ninguno le llamaba la atención que nos encerráramos en un baño o fuéramos juntos a hacer las compras. Mi excitación podía más que mis miedos y mis ganas de que me cogiera aumentaba a medida que pasaban los días sin saber nada de él o recibir ningún mail o ningún mensaje. Mi debut sexual lógicamente fue con él. Yo tenía mucho miedo pero sabía que en cualquier momento él intentaría desvirgarme. Me daba pánico que alguien advirtiera la situación y también estaba aterrorizada porque estaba segura de que me iba a provocar un dolor insoportable. Usar tampones para mí no era algo muy agradable y siempre tuve la sensación de que una pija iba a ser sinónimo de dolor. Ni que decir la de mi primo que era gruesa y larga y tenía una cabeza que yo estaba segura, no iba a entrar de ningún modo en mi conchita virgen y estrecha. Pero afortunadamente eso sólo paso la tarde en la que me desvirgó. Salí de la universidad y me fui para la casa de los tíos para hacer tiempo porque tenía que volver al gimnasio y ellos vivían más cerca. Durante el almuerzo Javier me empezó a tocar por debajo de la mesa sin que mi tía se diera cuenta. Yo tuve que morderme los labios para que no se me escapara un gemido. Le pedía por favor que parara, que era una locura, pero por dentro quería seguir gozando con sus dedos. Quería comerle esa pija de la que era adicta. Después de almorzar le dijimos a la tía que nos íbamos a ver tele y nos pidió que ...
... fuéramos al cuarto porque estaba pasando la aspiradora en el living y tenía todo dado vuelta. Se me empapó la bombacha instantáneamente, pero hubiera preferido evitar ese encuentro. Javier estaba decidido y con otra actitud. Yo estaba esperando que me pidiera una buena mamada, pero me sorprendió: cuando llegamos a su pieza le puso la traba a la puerta, me tiró en su cama y empezó otra vez a tocarme. Fue metiendo de a uno cada uno de sus dedos para ver mi reacción. A mí se me escapaban grititos de placer y él me tapaba la boca. De repente me hundió la lengua y me lamió toda la vagina, nunca lo había hecho y me retorcí en la cama. Se me escapó un gemido más fuerte que afortunadamente pasó inadvertido por el ruido de la aspiradora. “No quiero, déjame ir. Esta la tía. Vos estás loco”, le dije. Pero él hizo oídos sordos y me bajó la bombacha hasta dejarla colgada de uno de mis tobillos. Yo tenía el uniforme del colegio y él ya me había desbrochado todos los botones de la camisa. Empezó a sobarme las tetas con las manos, las apretaba hasta llegar a los pezones y me daba pellizcos. Eso me volvió más loca. Mientras con sus dedos jugueteaba con mi vagina acercó su pene a mi boca para que se lo chupara. Me lo metí hasta la garganta, quería que me diera toda su leche y me dejara salir del cuarto. Si nos encontraban el escándalo iba a ser muy grande. “Quiero que me la chupes hasta que se ponga bien dura”, me advirtió. “Hoy vas a sentir lo que es tener un buen pedazo de carne ...