1. Soy la puta de mi primo


    Fecha: 03/11/2019, Categorías: Gays Autor: Ulpidio_Vega, Fuente: CuentoRelatos

    ... entre las piernas”, me decía con tono libidinoso y sacado. Nunca lo había visto tan caliente.
    
    Yo estaba caliente pero asustada. Se sentían algunos ruidos desde la cocina y el living comedor. Yo estaba chorreando, tenía las piernas flojas del tremendo orgasmo que me había hecho tener con su lengua. Su pija estaba más gruesa y más dura. Acomodó su pija en mi entrada y me penetró.
    
    Recuerdo que al principio pedí que la sacara porque dolía. No hizo caso, todo lo contrario, me penetró de golpe, tapó mi boca con la mano para ahogar el grito y se quedó en mi un rato.
    
    “Te gusta la pija putita y te la voy a dar toda”; me dijo mientras yo le pedía por favor que saliera. Dolió mucho, pero empezó a ser placentero cuando comenzó con un mete y saca que me hizo ver las estrellas. Me acuerdo que no paró hasta que yo no me corriera. Recuerdo lo que fue pasar del dolor al placer, de la mezcla de su semen con mis jugos, fue la experiencia más gratificante de la vida.
    
    Me sentía sucia, pero estaba feliz. Coger era mucho más lindo de lo que yo pensaba. Con mi primo tuvimos unos cuantos encuentros más. Cuando parecía que todo empezaba a formar parte del pasado, recibía sus mensajes inconfundibles. “Te voy a partir al medio putita, te voy a llenar la boca de leche, te voy a romper todo es culo cuando tenga una oportunidad”, pero no pasaban de ser mensajes y nunca se concretaban.
    
    Yo me puse de novia y fue bastante difícil lograr con mi novio los niveles de calentura y placer que logré ...
    ... tener con Javier. Ni hablar de los orgasmos que con mi novio me costaban horrores y sólo llegaba a correrme si me frotaba el clítoris, con Javier los tenía apenas me atragantaba con su pija sin necesidad de tocarme.
    
    Esta situación me convirtió en una mujer insatisfecha, vivía caliente. Mi primo seguía mandándome constantemente subidos de tono y era imposible no calentarme. Era mi primo hermano, casi siempre nos veíamos por temas familiares a pesar de haberle puesto un impase a los encuentros sexuales. Pero se fue tornando imposible. Recuerdo en las mesas familiares sentarnos solos, y aprovechábamos que los manteles eran largos y él cada dos por tres me rozaba la concha o me acariciaba. Dejamos de coger un tiempo porque estaba ocupado por el trabajo. Pero de vez en cuando me mandaba mensajes diciendo las ganas de ponerme en cuatro y reventarme la concha y cosas así. Y yo me retorcía de placer.
    
    El último encuentro fue hace unos meses. Cuando llegué a la casa de los tíos en un cumpleaños, Javier estaba todavía en pijama. Y en el momento en el que ellos salieron para hacer unas compras se abalanzó sobre mí y me empezó a toquetear las tetas como a mí me gustaba. Me mordía los pezones. Sacó su pija y empezó a darme golpecitos en las mejillas. Estaba ancha y caliente como siempre. Yo sabía que era una locura y que los tíos podrían llegar en cualquier momento, pero no me importó nada. Me puse en cuatro en el sillón y le pedí que me cogiera.
    
    “Acá el que manda soy yo. Abrite ...