1. Cuando fuimos a llevar la asadera a mi casa


    Fecha: 03/11/2019, Categorías: Fetichismo Autor: buitrepanda, Fuente: CuentoRelatos

    Este recuerdo es uno de los que más y más me “persigue”.
    
    Un sábado fuimos con mis padres a lo de mi tía a almorzar, por lo que mi madre había hecho una pascualina, y la llevó por supuesto, en una asadera. En el almuerzo, estábamos, mi padre, mi madre, mi tía (hermana de mi madre), el esposo de ella, mi primo-amor, F., y yo. Todo transcurrió lo más bien, pero yo no podía dejar de pensar en mi primo-amor, y cada tanto lo miraba, tratando de que nadie se diera cuenta de cómo lo miraba. Mis ojos se movían sólo hacia donde él estaba sentado, y varias veces nuestras miradas se cruzaron y nos clavamos dichas miradas. Ahí me di cuenta que él también estaba pensando en mí y que como yo lo estaba deseando a él, él me estaba deseando a mí.
    
    Luego de almorzar salimos a sentarnos afuera, pues era una tarde de calor.
    
    Estando afuera sentados, F. y yo nos mirábamos a cada rato y yo lo estaba deseando cada vez más.
    
    --“¿Qué hago?”, pensaba yo, --“¿qué puedo hacer para poder estar con F., y que me dé su enorme y delicioso pene.?”
    
    Hasta que en determinado momento, mi madre le dice algo a mi tía, sobre la asadera y sobre otra que teníamos en casa, a lo que aproveché el tema y le pregunté a mi madre:
    
    --“¿Querés que vaya a buscarla en el auto a casa? Es media hora o un poquito más, y además aprovecho a manejar que tengo ganas de hacerlo.”
    
    Y por suerte para mí ( y para F.), me respondió que sí.
    
    --“¿F., querés acompañarme hasta casa, y volvemos?”, le pregunto, y éste ni ...
    ... corto ni perezoso me respondió: --“Bueno.. te acompaño.”
    
    Ya desde esa respuesta mi cabeza marchaba a mil, agarro la asadera, le pido las llaves del auto a mi padre, le hago una seña a F., nos subimos al auto y arranqué para mi casa.
    
    Demás está decir, que iba como a 80 por hora, para poder llegar rápido a casa y poder estar solos los dos.
    
    Recuerdo que todo el trayecto hasta casa, fui temblando como una hoja al viento, de los nervios que tenía. Hablamos de fútbol y de otras cosas, pero mi mente se iba adelantando a lo que podríamos llegar a hacer en casa.
    
    En un momento lo miro de reojo, y lo veo que él también estaba pensativo y de repente me miró, mi hizo una guiñada a lo que le respondí de la misma manera.
    
    Estiró su mano izquierda, sacó mi brazo derecho del volante y se lo llevó hacia él, poniéndome la mano sobre su pene. No se hacen una idea qué placer y locura fue el sentir, en mi mano su “bulto”, el cual lo miro, y el pantalón parecía una carpa en ese lugar. Me dieron ganas de parar y chupárselo ahí mismo, pero con esto logró que apretara más el acelerador para poder llegar lo antes posible a mi casa.
    
    Finalmente, llegamos a mi casa. Bajamos del auto, casi me olvido de cerrarlo con llave, y corremos a la puerta, abro la puerta, entramos al lliving, primero él, luego yo, cierro la puerta y al darme vuelta, él se encontraba a centímetros de mí, y le digo:
    
    --“¿Querés cogerme?, porque yo lo estoy deseando desesperadamente”.
    
    --“Por supuesto, C., por eso te ...
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