Cuando fuimos a llevar la asadera a mi casa
Fecha: 03/11/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: buitrepanda, Fuente: CuentoRelatos
... acompañé”, me respondió al mismo tiempo que me agarraba la cara y me empezó a dar un beso de labios contra labios, para luego pasar a darnos un hermoso beso de lengua más que apasionado.
Llevo a la cocina la asadera que me habían dado, él no estaba en el living, lo busco y estaba en mi cuarto, mirando los posters que tenía de las distintas bandas que me gustaban: The Who, Steppenwolf, Wallace Collection, etc. Cuando entro al cuarto, se da vuelta y nos miramos otra vez. Nos besamos nuevamente, pero esta vez éramos dos desaforados con nuestras lenguas entrechocándose dentro de nuestras bocas, me aprieta hacia él, y me dice:
--Ayy, C. te quiero. Te adoro. Todos los días pienso en vos, en tu boca, en tu colita, me tenés enloquecido”.
--“Y vos a mí”, le respondo – “pero en lo que pienso más, es en tu pene fabuloso que tenés. Yo también te adoro. Te amo, primo, te amo.”
En eso me dice:
--“Mi guachito, traé un poco de manteca”.
Demás está decir que fui corriendo hasta la heladera a buscar ese “lubricante” que él quería usar conmigo.
Cuando vuelvo, él ya estaba desnudo y tirado en la cama boca arriba, jugando con su enorme pene, bien pero bien duro, como esperando que yo se lo agarrara y me lo metiera en mi boca o que se lo pajeara. Lo que hice fue lo primero: me lo empecé a poner en mi boca. Lenta y suavemente, para saborearlo bien. Mientras se lo estoy chupando, empiezo a quitarme los zapatos, las medias, luego me aflojo el cinturón del vaquero, y siempre con ...
... su pene en mi boca, me saco el vaquero y también el boxer, desabrocho los botones de mi camisa, aún con su pene en mi boca y me la quito, quedando totalmente desnudo.
Pero le sigo chupando el pene, y siento sus gemidos de placer, por lo que apuro más mis chupadas, llevándolo hasta mi garganta, y a los segundo siento que me dice:
--“Ay, Ay, C., está por salir, ya te doy toda la leeeee…aaahhggg”, y como dijo, me dio un montón de su elixir en mi boca, el cual saboreé bien de bien antes de tragármelo. Delicioso.
Una vez que me acabó, le doy la manteca y me dice:
--“Sos divino, guachito, sos mi putito. Ponete en cuatro patas así te paso la manteca.”
Obedecí como buen alumno, me puse en cuatro patas, pero en una posición que siempre me gustó, apoyando las rodillas, pero en lugar de apoyar las manos, apoyé los codos, por lo cual, mi torso quedaba casi acostado en la cama y mi colita bien levantadita.
--“Así mi vida… que linda colita que tenés”, me dice y me muerde un poco ambas nalgas.
En eso siento que con sus dedos empieza a untarme con manteca mi ano, y cada vez que pasa con un dedo sobre él, yo trato de abrirlo, para que me meta un dedo o más de uno. Es tan grande el deseo que me hace sentir, que empiezo a mover mis caderas para adelante y para atrás, para los costados, y jadeando le pido:
--“Por favor, F., meteme algo, un dedo, dos, tres, el pene, lo que sea, pero meteme algo por favooorr…!!!!”
Entonces siento que me pone un dedo, que entra resbalando ...