1. Me indujeron a ser esclava (II)


    Fecha: 18/11/2019, Categorías: Infidelidad Autor: noeliamarrana, Fuente: CuentoRelatos

    -¡¡¡aaaahhh siiiii!!! ¡¡¡Cógeme duro!!! ¡¡¡que ricooo!!! –dije casi sin respiración.
    
    -¿Te gusta furcia? ¡¡Vamos, muévete!! No pague 10 Bs.F para yo hacer todo el trabajo, mueve ese culo –PAF!! Una tremenda nalgada me hizo dar un respingo, recordándome que yo solo existía para satisfacer los deseos sexuales de mis folladores. Puse en marcha un frenético movimiento de caderas, aprovechando la posición sexual, en la cual, yo estaba sentada sobre mi macho de turno, o mejor dicho, sobre mi cliente de turno, con mis tetas viendo a su rostro, bamboleándose ambas por los movimientos de mi cuerpo, tanto al ser embestida con total rabia, como por los míos propios, los cuales empezaban en ese instante.
    
    -Aaahhh siii, este tipo tenía razón, sin duda eres una autentica puta verbenera, te mueves delicioso…
    
    -Ah, Ah, ah, afff, Mmgghh –era mi respuesta. Su güebo estaba ensartado en mi culo, y yo lo movía lo mejor que podía. Era una puta, si, ya estaba convencida de eso. Y además, lo estaba disfrutando.
    
    -¡¡aaahhh putaaa me corrooo!! –grito salvajemente, tomando ambas tetas con sus manos, apretándolas muy fuertemente, haciéndome algo de daño, pero que mi instinto masoca se encargaba de convertir en placer. Sentí deliciosamente en mis entrañas el preciado líquido sami espeso, blanquecino y caliente, descargado por el güebo de mi cliente. Una divina sensación me recorrió el cuerpo al sentir su esperma en mi interior.
    
    Luego de su descarga, me empujo a un lado, quedando el acostado ...
    ... en el viejo colchón que era el único objeto que estaba en esa pequeña habitación de paredes deterioradas, con la pintura desconchada y varias grietas además de filtraciones. El olor a sexo en el lugar era penetrante. Además el colchón, viejo, polvoriento, con algunas roturas, el otro objeto en la habitación era yo.
    
    Tomo mi cabeza por los pelos, y la dirigió hacia su verga, la cual aún estaba un poco erecta, y bastante húmeda. Se veían goterones de semen mezclado con jugos recorriéndola hasta sus bolas.
    
    -Dale imbécil, límpialo –me ordeno. Yo obedecí, engullendo ese trozo de deliciosa carne en mi boca, saboreando los restos de jugos mezclados en su superficie. Mi lengua no paro de masajearla en ningún momento, ya sea que estuviera dentro, o fuera de mi boca. Terminado esto, tomo un collar de perra rojo brillante, con una cadena abrochada a él, algo larga. Lo coloco en mi cuello, dejándolo bastante ajustado, tomo la cadena, y me llevo a cuatro patas a una esquina de la habitación, lejos del colchón. En dicha esquina había un aro pegado al piso, por el cual paso la cadena varias veces, acortando la distancia entre mi cuello y el piso, dejándome casi pegada a este. Se colocó de rodillas, y con mi cabello, limpio su güebo de mis babas mezcladas con otros fluidos.
    
    -Que tengas dulces pesadillas cerda. –me dijo, dándome una fuerte cachetada y una sonora y fuerte palmada en mis nalgas. Se puso de pie, me escupió en la cara, tomo su ropa y se fue de la habitación, dejando la ...
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