1. Patas arriba (IV)


    Fecha: 20/11/2019, Categorías: Anal Autor: Anderson, Fuente: CuentoRelatos

    ... Javier hablar con ellos en privado.
    
    - Don Dani, Javier, creo que les debo una disculpa…
    
    - No te preocupes, estás confundido, no hay nada que disculpar –me interrumpió Javier.
    
    - No, Javier, ya no estoy confundido, los dos tenían razón: me gusta Iván, es un chico único, especial, siento algo especial por él, no puedo dejarlo irse sin que lo sepa, ¿qué me aconsejan?
    
    - Espera un momento, Ricardo, veo que por fin entendiste todo, así que hablaremos claro –don Dani le hizo señas al médico, que se acercó-, Ricardo, este es Tavo, mi esposo, eres el primer alumno que le cuento que soy homosexual. Tavo, no hagas esa cara, podemos confiar en él. Mi amor, este chico será el novio de tu paciente en cuanto los dejes hablar, Ricardo él está a cargo de Iván. ¿Qué dices, mi vida?
    
    - Primero, un placer conocerte, Ricardo, -me tendió amigablemente una mano que estreché con gusto-, ahora sí, no he permitido a los padres de Iván verle porque él mismo me lo pidió, quiere verte a ti antes que a nadie, así que usarás la entrada del personal médico, para que no tengas problemas con tus futuros suegros, sólo te advierto que Iván tiene una sonda en la nariz para que podamos recomponer su estómago después de la cura que le tuvimos que hacer, luego dejaremos entrar a sus padres, si él lo permite. Dani no me mires así, me lo pidió en nombre de Rut, me dijo que había hablado con ella.
    
    Los tres adultos se miraron de manera significativa y luego Javier me hizo cara de “no preguntes”. Después ...
    ... seguí a Tavo por una serie de pasillos, es curioso la sensación de poder que te da el atravesar las puertas de “Sólo personal autorizado” con total impunidad, como si fueras alguien importante. Llegamos a una habitación, el médico me abrió la puerta y me dejó pasar, luego cerró y me dejó solo con Iván.
    
    Iván
    
    Estoy incómodo, esta manguera en mi nariz no me deja respirar bien, es demasiado molesta, pero dicen que si me la quitan tendré que beberme un medicamento espantoso que no puedo vomitar y que no existe nadie que lo haya resistido, por lo que Tavo, mi médico, decidió por mí que es mejor y que me recuperaré más rápido si me aguanto esta cosa un poco más.
    
    En fin, pensé que el médico no había cumplido su promesa, pero Tavo al que dejó entrar fue a Ricardo, tal como se lo había pedido, iba a hablar, pero no me dejó:
    
    - Mira, no sé lo que pasó, ni me interesa, la verdad, sólo me alegro que no te pusieran nada en la boca, porque necesito que la tengas despejada para lo que quiero hacer –Ricardo se comportaba extraño, se veía nervioso y era más fácil entender una profecía del Oráculo de Delfos que sus palabras.
    
    - No te entiend... –Ricardo no me dejó terminar, mientras hablaba se había acercado a mí y ahora… ¡me besaba!
    
    No podía haber nada mejor que esto, no necesité decirle que era gay, simplemente él vino a mí, parece que es cierto eso de que el amor aparece cuando menos lo esperas, en ese momento me di cuenta que lo que me dijo Rut es muy cierto: Ahora o Nunca, ...
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