El semental de confianza II
Fecha: 22/11/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... podía vencerlo con su lengua tan fácilmente como el de Ana o de su madre, aún así, y esforzándose un poco, metió por primera vez su lengua en el culo de Claudia, acentuando sus jadeos y gemidos, disfrutando el amargo sabor de su ano, distinto al de su hermana.
Claudia se volteó de nuevo. Ramón se puso a su lado, y ella trepó en el dándole a la cara con su espalda. Se lanzó al tronco del albañil, poniendo sus nalgas en su cara. La ávida locura de Claudia la hacía morder el gigantesco pene, arrancando leves quejidos de Ramón, pero luego que calmó su ansia, empezó a mamarlo con casi la misma destreza de su madre, hacía escasos momentos.
Ramón lamía su deliciosa vulva, mordisqueando su clítoris con cuidado de no lastimarla ni dar lugar a quejas. El momento era imposible de echarlo a perder.
Claudia empezó a denotar la urgencia de venirse y Ramón de recompensar su deseo. Cuando ella empezó a acelerar sus jadeos y gemir con mayor intensidad, Ramón decidió liberar su ardiente carga en la boca de Claudia por primera vez. Nunca lo había hecho. Claudia siempre se quitaba y acababa masturbándolo, pero para su grata sorpresa, ella tomó toda su dosis si problema alguno, deseosa, murmuradora, dejando pocos rastros del semen del albañil sobre su estómago. Ana los hubiera lamido, pero Claudia quedó satisfecha con lo que se tragó.
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Ana le había dado al Choro un buen refrigerio a media mañana, por lo que comieron tarde. Mientras su madre o hermana ...
... seguramente gozaban al semental de confianza, ella continuaría saciándose del muchacho. El con solo un calzoncillo y ella completamente desnuda para excitarlo al máximo.
“¿Cómo te sientes bebé?”, le preguntó Ana al mocetón.
“¡Listo para el siguiente!”, contestó entusiasmado el Choro, ya entrado en confianza dando por hecho que cogerían por lo menos una vez más.
El Choro se paró, y ella lo abrazó. Bajó su cabeza y empezó a lamer los pezones de Ana, encendiéndola de inmediato.
“Mmmmm…”, suspiraba la joven señora, “eres bueno, en ciertas cosas tan bueno como tu padre, pero eres muy caliente y rápido”, le dijo.
El Choro estaba acostumbrado a “hacerle el jale” a Doña Alicia una o dos veces por semana y salir en un máximo de 20 minutos. Ana lo sacó de su ordinaria rutina sexual al tratarse de una jornada laboral completa. Ya había experimentado dos potentes eyaculaciones, deleitándose de saber que su esperma estaba dentro del ano de la sensual patrona.
“Tu padre me culeó parada aquí, exactamente. Haz lo mismo precioso…, por el culo”, precisó, “no sea que me embaraces con tu pitote y tus chorreadotas.
“¿Te gustó mi culo muñeco?”, preguntó Ana con sensual voz, sabedora de la respuesta.
“Ya no quiero panochita”, contestó el juvenil amante, “es otro pedo coger por el culo”, agregó.
Ana se recargó en el gabinete, el Choro se aproximó por detrás de ella, tomó sus nalgas, venció la curvatura de su pene con el ano de ella, y la penetró rápida e inexpertamente, llegando ...