El semental de confianza II
Fecha: 22/11/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos
... esa chingada Claudia. Me vio meando, me di cuenta, se quedó parada, volteé hacia donde estaba ella sabiendo que era una santurrona, y me la sacudí frente a ella… ¿creerás que se volteó?”.
“Claro que no”, contestó Ana.
“Esa misma tarde cuando salieron tus papás y nos quedamos solos en la casa…, no hallaba como hacerle y pues igual que con tu mamá. Le pregunté ¿te gustó lo que viste, Claudia? Se me quedó viendo y por un segundo me asusté, pero de volada dijo que sí con la cabeza”.
“Caminé hacia ella y ella hacia mí. No me besó ni nada, creo que le di asquito porque andaba todo sudado y sucio. Cuando se me paró enfrente, me empezó a desabrochar el pantalón y a acariciarme la verga, diciéndome que qué grande la tenía. Se hincó, me la besó y empezó a lamérmela, luego me la empezó a mamar. Algo pendeja al principio, me mordía, pero ya en un rato lo supo hacer muy bien. Para ser su primera verga y luego de este tamaño, le fue requetebién a tu hermana mayor”.
“La siguiente vez se bajó el pantalón”, continuó Ramón, “y me pidió que la manoseara. Yo creo que fue su primer orgasmo porque hizo un escándalo de aquellos, pero fue muy clara en que no quería que la penetrara porque quería llegar virgen al matrimonio”.
“Ya después, cuando se podía, nomás le bajaba el pantalón o le metía la mano y le dedeaba el culo y la panochita, pero no es tan puerca como tú…, nada de lamer dedos ni nada”.
Ana seguía escuchando, mamándole la verga a Ramón, el ahora semental de la familia, ...
... deleitada por sus calientes relatos.
“Nunca cuentes sobre lo nuestro”, pidió Ana.
“No te preocupes”, contestó Ramón.
Por fin Ramón calló. Ana siguió mamándole la verga hasta que empezó a estirarse y gritarle…
“¡Tómala preciosa, tómate toda mi lechita!”, al tiempo que Ana se deleitaba con la abundante y caliente esperma del albañil, no dudando ni un instante de que su madre y hermana estuvieran también conquistadas por el delicioso elixir de amor que también les brindaba también él.
“¡Mmm, mmmm!”, dijo Ana, “¡Que rico desayuno me has dado papacito!”, habiendo por primera vez logrado tragar toda su primera carga del día.
Pasaron mucho tiempo en la cama, entre relatos y sexo oral. Ramón vio el reloj y eran las 7:15.
“Vamos”, urgió él. “El Choro está por llegar”.
“¿Te lo vas a querer coger?”, preguntó Ramón en tono serio.
“Si se dan las cosas y hablas con el…, quizá”, contestó ella.
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Ramón se dirigió a abrir la puerta de la residencia, pensando lo riesgoso se diera cuenta de su relación con Ana, por respeto a Lupita, su madre, sin embargo, habían hablado mucho sobre mujeres y aventuras y como buen padre, subestimaba el alcance del adolescente.
Ramón Ruíz Jr. Era un mocetón notablemente más alto y robusto que su padre, como de 1.80, blanco, con el cabello castaño muy claro, casi rubio y rizado, 18 años, atléticamente delgado, pero con músculos más resaltados, gracias a la vanidad propia de su edad. Acababa de terminar ...