1. Visitas a mi vecino (El tío Lucas)


    Fecha: 03/12/2019, Categorías: Infidelidad Autor: dont343, Fuente: CuentoRelatos

    ... falta.
    
    - Y ¿que tal? ¡No sabíamos nada!
    
    - ¡De momento!, de esta operación, ha salido bien. Y creo que en un par de días, le darán el alta.
    
    - ¿Y por qué no nos has avisado?
    
    - Cosas del abuelo, ¡ya sabes! No quiere molestar a nadie. Pero, ¡no te preocupes, tío! Me han dicho que a su edad, eso tarda en reproducirse.
    
    Lucas le cogió de los hombros, y entraron en el salón.
    
    - Íbamos a tomar café. ¿Quieres uno?
    
    - ¡No suelo! Pero, hoy va a ser que si.
    
    - ¡Este es, Pepe!, mi vecino.
    
    - ¡Encantado!
    
    - ¡Hola!
    
    Entró en la cocina, y yo me he quedé sentado en el sofá mirando al chico, embobado.
    
    No sé porqué, pero me gusta mucho.
    
    Y cuando Lucas apareció con los cafés, ¡todavía!, seguía en calzoncillos. Pero, claro, a mi eso no me molestaba, en absoluto; mas bien, todo lo contrario.
    
    También, observé, que su sobrino le miraba el culo, con mucho interés; mientras, los dejaba sobre la mesita. Por lo visto, al chico tampoco se le escapa lo rico que está su tío.
    
    - ¿Os apetece un chupito de licor de manzana?
    
    - ¡Por mi! si… dije yo.
    
    - ¡Vale!, tío. Otro para mi...
    
    Y mientras nos servía los chupitos, empezó a hablar de lo que quería a su mujer. Por lo visto, se sentía un poco desconcertado, desde que la ingresaron.
    
    - ¡Espero, que pronto esté en casa!...
    
    Realmente, parecía muy enamorado de ella.
    
    Y Diego le escuchaba, atentamente…
    
    … aunque, no tardó mucho en quedarse dormido.
    
    - Le he puesto una cosita en el café…
    
    Dijo Lucas, mirándome ...
    ... con media sonrisa
    
    - Así, no nos chafa la siesta… ¿no te parece?
    
    Luego, se levantó del sillón y me dio la mano para ayudarme a levantarme del sofá.
    
    - ¡Vamos a mi habitación!…
    
    ... en cuanto te he visto, me he puesto cachondo…
    
    ... ¡como me gustas!, condenáo
    
    Se dejó caer en la cama, sin soltarme de la mano; y ¡claro!, me caí encima de él.
    
    - Que rico estás, ¡cabrón!...
    
    Y empecé a morderle en las tetillas…
    
    … mientras, sentía sus manos, dentro de mis pantalones, agarrándome las nalgas.
    
    - ¡Eres precioso!, me decía. ¡Me tienes loco!
    
    Me cogió de la cara y empezó a mordisquearme los labios…
    
    ... el olor a café, que todavía tenía su aliento, y esa ternura con la que me mordía, me estaba poniendo a tono. Así que, le entregué mi lengua para que la disfrutara, mientras le echaba mano al zupo.
    
    ¡Que buen zupo tiene!, el cabrón.
    
    Se la cogí un ratito para sentir su volumen. Y después, estuve meneándosela.
    
    Pero, terminé metiéndole una mano entre las piernas e introduciéndole un par de dedos en el ojete; hasta el fondo...
    
    - ¡Ay!, cabrón…
    
    Y se abrazó a mi con fuerza… o, mejor dicho, se enganchó a mi fuertemente, mientras le daba un masaje en la próstata.
    
    - ¡Ay!, cabrón… ¿que me haces?… ¡me estás matando, de gusto!...
    
    Me revolví; y le forcé a colocarse boca abajo, le quité los calzoncillos y empecé a darle mordisquitos en las nalgas mientras jugaba a meterle los dedos por el culo.
    
    Y lleno de excitación, empezó a moverlo; elevándolo…
    
    ... ...
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