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Mi ahijado me coge
Fecha: 03/12/2019, Categorías: Gays Autor: jesimorena, Fuente: CuentoRelatos
—¡¡¡Wow!!! ¡¡Jesi, que afortunada!! ¿De donde sacaste al muchachote que se está asoleando en tu alberca? —Ahhh es Danilo, mi ahijado, está por graduarse este año, le sortearon las prácticas universitarias en esta ciudad, así que me acompañará un par de meses. —¿Y esa novedad? Pensé que te incomodaban las visitas que se extendían por más de una semana —Pues sí, pero es el hijo de una buena amiga que me ayudó mucho cuando vivía en provincia, y ahora que estoy en posibilidades de extenderle la mano, no puedo portarme desagradecida; además mi ahijado es un buen chico, hace los mandados y da mantenimiento en la casa, así que quien sabe y hasta termine extrañándolo cuando se vaya. —De seguro amiga, de seguro, siempre se extraña a una persona tan servicial, en todo caso me alegro mucho de que al fin alguien pueda encargarse de tu “mantenimiento”, digo… del mantenimiento de tu casa… —Jajaja, Marlene tu siempre de mal pensada. En fin, me alegra que se quede una temporada, no habíamos tenido mucho contacto últimamente pero nos estamos acoplando bien. —¿Acoplando? mmmm no me digas que entre ustedes ya… —¡Entre nosotros nada! Ya te dije que es mi ahijado, y por si fuera poco el muchacho hasta podría ser mi hijo —Bahh, tu hijo… de cuando acá la edad es un impedimento para darse un gustito —y dale con lo mismo, hoy sí que estas pesada no? —Perdona amiga, perdona, pero me enerva que quieras seguir sola, ya es hora de que superes tu divorcio, se fue!! Se largó ...
... con otra y qué!! Da dos chirlazos al pasado y disfruta que solo se tiene una vida. Me quedé pensativa, había algo de razón en las palabras de mi amiga, mi marido se había ido llevándose mis ganas de volver a ilusionarme; me marcó tanto el hijo de puta, que ni siquiera se me antojaba sentir el roce de otro cuerpo en mi piel. Parece extraño pero me acostumbré a vivir sin sexo, en más de cinco años nadie volvió a hundir mi colchón, ni a volcar su apetito en mi cuerpo. No es que aun amara a mi ex y mucho menos que le esperara, sino que simplemente no se me antojaba compañía bajo el riesgo de ser lastimada nuevamente. Mi refugio era mi trabajo, la familia, unas pocas amistades de los viejos tiempos y un cachorrito que consentía como al hijo que nunca tuve, pero claro, no estaba dispuesta a reconocer que a veces la soledad duele, así que en voz casi inaudible murmuré: —No exageres… aunque no lo entiendas a mi modo soy feliz. —Sí, lo imagino, debe ser genial vivir sola y recontra divertido no tener sexo en años. Iba a responderle con alguna majadería, pero la cara sorprendida de Danilo que había avanzado hasta el umbral de la cocina me lo impidió, intuyo que escuchó parte de nuestra charla, pero no hizo ningún comentario al respecto. —Este… perdona madrina… pensé que estabas en tu habitación, vine por una bebida… —Ad… Adelante hijo… toma lo que gustes, estás en tu casa… —Que afortunado muchacho!! ya lo oíste, en esta casa “todo” es tuyo, agregó Marlene con ...