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Mi ahijado me coge
Fecha: 03/12/2019, Categorías: Gays Autor: jesimorena, Fuente: CuentoRelatos
... vidriosos, su cuerpo tenso, y eso hacía que yo apurara más los movimientos, hasta que mis labios sintieron como la corrida atravesaba su troco para terminar vaciándose en mi boca. Luego limpié su sexo, lamí mis comisuras, y bebí el extraño sabor de sus fluidos como si se tratara dela más rica miel. Nos quedamos varios minutos abrazados, sin decirnos nada, solo sus manos se paseaban por mi espalda, acariciando mi cintura, a momentos las bajaba y apretaba mis glúteos, perfilando sus dedos en mi vulva. —Jajaja que haces Dani —Jajaja lo siento, es que me pone cachondo pensar que ese coñito lleva años desamparado —Mmmm o sea que ya tengo quien se preocupe por él? —Si mami desde hoy lo vamos a atender a diario, tú sabes, deberes de buen ahijado —Jajaja eres un sinvergüenza!! —Mmmm ven acá y te enseño todo lo que hace un sinvergüenza.. Tendió un tallón sobre el parquet, me recosté deleitándome con las caricias suaves con la que cubría los espacios más íntimos de mi cuerpo, sus besos se esparcían dejando el brillo de su saliva sobre mi piel, los míos buscaban sus gemidos. Allí a plena luz del día, sintiendo los últimos rayos de la tarde disfruté de mi propia liberación, necesitaba entregarme, necesitaba amar y necesitaba follar… Abrí mis muslos, quería sentirlo dentro, el estímulo de los besos, de las caricias y del dedeo, me tenían ansiando la penetración, subí mis piernas permitiendo que su miembro se ubique en mi entrada, y Dani empujó las caderas ...
... con suavidad. Se sentía claramente cómo se abría paso entre mis carnes, produciéndome algo de ardor al ir deslizándose al fondo, me ocasionaba un dolorcillo que si bien provocaba algún quejido, me hacía desear ser punzada a plenitud. Su peso sobre mi cuerpo y la fricción intensa generada por el movimiento de entrada y salida, hacía que poco pudiera resistir, empujé a tope mis caderas produciendo una hundida profunda y grité producto de un orgasmo enloquecedor. Luego me tomó de la mano ayudándome a incorporar: —Ven vamos a tu habitación —A mi habitación? —Si linda, a tu cama… mira como quedaron mis rodillas, ouuchh el parket no es precisamente cómodo —Jajaja entiendo pero… quien dice que yo quiero en una cama? Nuevos besos, nuevas caricias, nuevos deseos de unirnos, las ondas formándose en la piscina daban muestra de nuestra actividad en el agua; arrinconada contra la esquina me sujeté de su cuello y abracé sus caderas con mis piernas, sus manos me sostenían del trasero, y ambos empujábamos rítmicamente de modo que su miembro se encontraba con mi sexo; que puedo decir sino que gloriosas arremetidas me hacían perder el aliento. Gemía como una perra, y agitaba mis caderas buscando más de sus estocadas, y mientras su miembro era devorado por mi coño, su boca devoraba mis pezones; tanta calentura en nuestros cuerpos no era calmada ni siquiera con la frescura del agua en la que chapoteábamos mientras nos cogíamos. —Ohhh que rico, asii... muévete así ...