1. Mi madre, mi amante.


    Fecha: 04/12/2019, Categorías: Incesto Autor: Crusnik, Fuente: SexoSinTabues

    Mi madre regresa de casa luego del trabajo, se quita su traje gris, su cabello atado en un rígido moño, blusa y zapatos de tacos para colocarse su bata y babuchas, se ató su cabello en una cola de caballo. Desde la muerte de mi padre se convirtió en una mujer triste y tímida. Por eso me mudé con ella para ayudarla a superar la tristeza y animarla. - No te preocupes, mamá. ¡Siempre estaré contigo! - Gracias, hijo… eres lo único que me queda. – Dijo mi madre, entre lágrimas. - Sabes que puedes contar conmigo para lo que quieras. - Ya lo sé…gracias, mi amor. Maura, mi madre, es una mujer trigueña de 45 años, cabello negro y muy largo, con lentes gruesos en cola de caballo, ojos grandes y expresivos de gato color miel y caderas anchas. Es una mujer muy hermosa pero se viste con ropas holgadas y tiene una expresión triste. - Hola mami, ya hice la cena. ¡Siéntate y relájate! - Gracias, amor. - No tienes qué darlas. Tú me cuidaste a mí cuando era pequeño y ahora me toca a mí hacer lo mismo contigo. –mientras masajeaba sus pies. - Ya, pero no tienes obligación… ¡umhhh! ¡Qué rico masajes de pies das, mi niño. Por la posición en que estaba pude ver su coño peludo. Se había quitado las bragas. En ese momento también me percaté que se notaban sus pezones. - ¡Nada, mamá! Eres muy hermosa y joven. Tienes un cuerpo que ya lo quisieran mujeres muchísimo más jóvenes que tú, eres divertida, simpática… - - Ja, ja…para ya, que parece que quieres ligar conmigo. - - Lo digo en serio. Tienes que ...
    ... tener un poco más alta tu autoestima. Mañana iremos de compras y a la peluquería. Reserve la peluquería de unos grandes almacenes y de paso reservé en un restaurante. - ¡Ya está! A las seis y media tienes hora. Y luego nos vamos a quedar a cenar en ese restaurant que está de moda. - Hijo, no hace falta… - Sí que hace falta. Al día siguiente fuimos al centro. Después de casi dos horas en la peluquería mi madre, que estaba considerablemente más animada dijo que si podríamos hacer unas compras. Le dije que la reserva era para las diez y media, y que el restaurante estaba cerca. Su aspecto había mejorado de forma radical. A petición mía, mi madre se compró un par de vestidos veraniegos, bastante escotados que le regalé. Luego pasó a comprarse unos conjuntos de ropa interior, pues le dije que ya no use esas bombachones de anciana, que era tenía que rehacer su vida. Luego fuimos a cenar. En el transcurso del viaje muchos hombres volteaban a ver a mi preciosa madre, mientras ardía en celos. La comida fue excelente y el postre, un suflé, delicioso. Luego, cogimos el coche para volver a casa. - Hijo, me lo he pasado muy bien. Hacía mucho que no salía. - Ya me imagino. Me gusta como te han dejado en la peluquería. Te da un aspecto… más juvenil. - Sí, la verdad es que me han dejado bien. Me gusta. Y encima me has regalado un par de conjuntos preciosos y me he comprado un par de conjuntos de lencería que también hacía mucho que no compraba. Muchas gracias hijo. —Me dio un sonoro beso en la ...
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