1. EL TORMENTO Y EL EXTASIS (1)


    Fecha: 08/12/2019, Categorías: Incesto Autor: Barquidas, Fuente: SexoSinTabues

    ... el paso. Antes pensó acudir a sus padres, a su hermano Juanjo… Pero se dijo que ese era su problema, no el de ellos: Sus padres vivían en el pueblo alicantino donde todos ellos nacieran, hasta Emilio, el que fuera su marido, y eran jubilados que casi malvivían de la cutre jubilación que al padre e quedara… Juanjo, su hermano, también vivía allí, en Madrid, pues marchó del pueblo, a la ventura, al cumplir dieciocho años, unos tres años antes de casarse ella ya que Laura llevaba unos dos años a Juan José, su hermano Juanjo. Éste, desde un principio, vivió a su “bola” de modo que, si bien pasaba por el pueblo regularmente a ver a los padres, de los que, la verdad, se preocupaba bastante, a ella hacía años que ni la veía. Y no porque ella quisiera mantener esa lejanía, sino porque era él quien parecía tener interés en no verla. La verdad es que, desde que se marchó del pueblo, “pasaba” de ella ostensiblemente; no le faltaba más que decirle a la cara que no quería ni verla. Luego, sintiéndose absolutamente abandonada y sola, se rindió a lo que le causaba un asco y rechazo indecibles, pero, como se dice, “A nadie ahorcan por su gusto” Dio el paso una noche de la mano de Marta, que en todo momento estuvo pendiente de ella, pues la veterana ya pasó por esa “primera vez” y recordaba muy bien lo que significaba: Odiarse y despreciarse a sí misma con toda el alma. Sentirse sucia, increíblemente sucia y con unas ganas de vomitar inaguantables. Pero también sabía que, al final, todo se ...
    ... asumía y acababa por tomarse “aquello” como una simple “profesión”. A esa “primera vez” siguieron otras muchas, muchas más…Marta le había dicho que el mal “trago” de las primeras veces acababa por pasar pues el ser humano, antes o después, se acostumbra a todo, pero ella no se llegó a acostumbrar nunca. Aunque tampoco eso significara que con el tiempo no acabara aceptando lo que no tenía remedio. Simplemente logró llegar a “tragar aquello” de forma más o menos insensible y muy, muy “profesional”: Se tumbaba boca arriba, trataba de ignorarlo todo, mantenerse ausente, y dejaba que el “cliente” se “despachara” a su gusto, eso sí, emitiendo algún que otro gritito y jadeo de falso placer, y es que los hombres son como niños, les gusta pensar y creer que causan placer a una puta cuando se la ”tiran”… Tontos de remate desde luego, pero también eminentemente fatuos, fieles creedores del mito del “macho entre los machos” Cada tarde ambas amigas salían de casa hacia las siete de la tarde y en un taxi se dirigían hacia donde estaba la “boîte” demarras; llegadas allí, pasaban a un bar cercano y se cenaban un “bocata” de calamares o pimientos; o uno de cada, según el hambre que hubiera y las “tragaderas” disponibles. Luego, entre las ocho y las nueve de la noche, accedían al “antro de perdición” para allí aguantar hasta las tres o cuatro de la mañana; claro, ello si no les salía un plan mejor, la noche entera bajo “tarifa plana” Así fue pasando el tiempo, adaptándose cadadía más Laura a la ...
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