Noches mágicas
Fecha: 13/12/2019,
Categorías:
Gays
Primera Vez
Autor: SirLawrence23, Fuente: xHamster
... el resto. Besaba, lamía, chupaba, mordía todo lo que se ponía a mi vista, con desesperación y con ansia. Estaba tan entusiasmado con mi trabajo que apenas sentía las caricias de las que yo era objeto. Me detuve para comprobarlo, al tiempo que dejaba descansar a mi pareja, pues por su excitación y sus sacudidas debía estar a punto de correrse. Sentí mi polla por entero metida dentro de su boca. Su lengua era como el lecho de un río por el cual resbalaba entrando y saliendo sin ninguna dificultad. Cada vez que entraba notaba la estrechez de su faringe mordiéndome la punta. No podía penetrar más adentro pues mis huevos chocaban con sus labios. Me pareció un faquir tragándose un sable. Su boca era muy cálida, pero los movimientos hacían que en su recorrido mi polla no estuviera totalmente aprisionada, por lo que me mantenía excitado sin problemas de llegar a un orgasmo prematuro. De todas formas, como no era la primera vez que me la mamaban (aunque sí la primera que me lo hacía alguien de mi mismo sexo), me gustaba más lo que yo estaba haciendo que lo que me hacían.La cosa cambió cuando noté que sus dos manos agarraban mis nalgas y tiraban de ellas separándolas, dejando el agujero de mi culo totalmente desprotegido. Esto sí que no me lo había hecho nadie y estaba deseando que alguien me lo hiciera. Le facilité la labor abriendo las piernas y llevando la rodilla de mi pierna libre hacia el pecho, con lo que mi culo quedó aún más expuesto. Mi gesto hizo que dejara libre mi polla ...
... de su boca y, cambiando escasos centímetros de postura, su lengua saliera disparada como un dardo ardiente hacia la diana rosácea que se abría ante sus ojos.Un mar de sensaciones inundó todo mi cuerpo al contacto de su lengua con el pimpollo de mi ojete. El hormigueo inicial se transformó rápidamente en una vibración que recorrió mi columna desde abajo hacia el cerebro, acabando en un espasmo que hizo que exhalara un ¡aaah! de placer, totalmente involuntario, y que dio a entender a mi pareja que se hallaba en el buen camino. Y, efectivamente, así era. En ese momento perdí el control, tenía la cabeza apoyada en su muslo izquierdo y mi mano acariciaba su polla con un leve movimiento de sube y baja que hacía desaparecer su capuchón en mi boca. Había perdido la tirantez que tenía hacía un rato y estaba en ese estado especialmente delicioso y que a mí particularmente me encanta. Ese estado que unos dicen cachondona y otros morcillona: grande y gorda, pero ni muy dura, ni muy tensa.Mi lengua jugaba a entrar en su capullo y acariciar su glande dentro de él, aprisionada con la piel que le cubría; la suya empezó entonces en un ir y venir frenético a lamer y humedecer toda la raja del culo, deteniéndose en cada pasada en mi ano con intención de penetrar en él. Y cada vez lograba, con ayuda de la saliva que actuaba como lubricante, distender un poco más el músculo del esfínter, metiendo la punta de su apéndice bucal más y más adentro. Y cada vez que se metía yo recibía una nueva descarga ...