1. La historia de Malena 14


    Fecha: 15/12/2019, Categorías: Incesto Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos

    ... encantos interiores sólo protegidos por mi capacidad de cerrar mis muslos lo más herméticamente posible. Por ello, procuraba sentarme lo menos posible. Esta situación, contribuía al cansancio de mis adoloridos piececitos recubiertos por unas bellas, pero nuevas, costosas e incómodas, sandalias.
    
    Mi par de graciosos senos (obligados a permanecer en su sitio por un pequeño botoncito que reprimía sus deseos de expansión territorial) al estar libres de sostén, parecían listos para escurrirse fuera del escote a la primera sacudida inarmoniosa de mi tórax.
    
    El vestidito negro, además, resaltaba el color de mi pelo amarillo. Estaba verdaderamente comestible: aunque había otras bellezas, yo, estaba entre las más apetecibles.
    
    Éste era el cuadro que yo personificaba cuando Felipe llegó a la fiesta.
    
    Me saludo de lejos y yo hice como si no lo hubiera visto, todavía brava con él por su desdén.
    
    Estaba bello, elegante y seductor, como uno de esos bomboncitos que no podemos comer por estar a dieta, pero que nos hace relamer de gusto el solo imaginarlo sin su envoltorio, jugueteando en nuestra boca. No me convenía ponerme con fantasías sexuales, aún mi líbido estaba afectada por las feromonas que me habían inyectado y las hormonas que hasta hacía poco había estado tomando.
    
    Tenía que controlarme pues una fantasía fuertemente erótica adobada con una buena cantidad de licor desinhibidor, más el apetito de carne masculina que repentinamente se había desatado en mis profundidades, ...
    ... podría ocasionar un descarrilamiento de mi locomotora y traer consecuencias ignotas y funestas.
    
    -Así que, Malena, contrólate que te están mirando-me dije a la defensiva- ya Leo viene por allí y te tranquilizará todo lo que quieras.
    
    Durante un buen rato olvidé a Felipe y me fui relajando, debido a la intensa actividad del rol de anfitriona que me había sido impuesto por Gonzalo.
    
    La fiesta estaba en su apogeo, yo seguía desplazándome entre los grupos alternando con los invitados como buena ejecutiva “dedicada a dejar en alto el nombre de la empresa que orgullosamente representaba”.
    
    Me había detenido a descansar un poco mis paticas cansadas, adoloridas e inflamadas, apoyándome en una columna medio escondida casi en el fondo del local, para, disimuladamente, quitarme los zapatos y aliviar un poco mis pies estragados.
    
    Sorpresivamente sentí una mano que se apoyó confianzudamente en mi cintura: bueno, un poco más abajo.
    
    Antes de verlo u olerlo, supe que era él.
    
    -Hola Lenita ¿Cómo estás? -y sin esperar respuesta, prosiguió hablando sin mirarme- no me había acercado antes a saludarte porque no quiero problemas con Leo, sé que te cela y te vigilan en su nombre.
    
    Su mano ahora, decididamente y sin ninguna duda, estaba sobre una de mis nalgas. No me moví ni disimulé lo que no quería disimular.
    
    -Y… ¿ahora?, lo cuestioné con aplomo y velocidad mientras sonreía y aguantaba su mirada queriendo demostrar una mayor imperturbabilidad de la que sentía, pues por efecto ...
«1234...10»