La historia de Malena 14
Fecha: 15/12/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: relator23, Fuente: CuentoRelatos
... del cansancio, el whisky, su presencia tan cercana y lo clandestino de la situación, escondidos en esa obscuridad, detrás de esa remota columna, percibía el calor que emanaba de su mano sobre mi carne como un efluvio cálido que envolvía mis nalgas, bajaba por ellas, se metía entre ellas, lamia mis labios mayores y menores y bajaba por mis piernas perdiéndose en mis talones.
-¿Ahora? En este momento: ¡ahora! Nadie se da cuenta de nada, cada cual está en su propio afán, alborotados por el licor y ocupándose de sus propias intenciones. Hasta Juan, dejó hace rato de comerte con los ojos: muy probablemente a causa de un pellizco de su esposa: Pellizcarle, reclamarle y dejar de mirarte, todo fue simultaneo
-Entonces tú también me estabas vigilando.
-No vigilando, más bien, disfrutando del paisaje.
-Ahora soy un paisaje.
-Un paisaje con hermosas montañas, colinas, valles y de una bellísima personalidad. Pero prohibido.
Ambos reímos divertidos por el tropo que había usado para piropearme.
En ese momento fui consciente del manto de protección, a título de su propiedad privada, que Leo había echado sobre mis hombros. Su poder me rodeaba.
Sea por el licor que me liberaba de mi natural retraimiento y vacilación, o, por mi orgullo que quería demostrar que no era propiedad de nadie, puse mi mano sobre la que él tenía sobre mi anca y con desparpajo lo invité a bailar. Había caído en mi propia trampa…o ¿en la de él?
Si me estaban vigilando o no lo estaban ...
... haciendo, esa preocupación se esfumó de mi mente cuando sentí que el círculo de acero de sus brazos rodeaba mi cuerpo transido de fatiga y deseo. Su masculinidad se empotró en mi valle por donde circula el rio del destino de todas las hembras apetecibles, de toda mujer/objeto.
El ambiente estaba más obscuro pues habían bajado el nivel de luminosidad para ajustarlo al tipo de música suave que estaba sonando. Sus manos buscaron el escote trasero de mi traje y por allí adentro hallaron mi piel recalentada e inerme. Por un momento tuve consciencia de que estaba perdida, no sé adónde, ni para quién, pero, estaba perdida y no iba a remediarlo.
Me dejé llevar por la música y la obscuridad y mi deseo y por sus maniobras. Me dejé. De repente su boca estaba sobre la mía. Abrí mis labios para saborear los suyos, su lengua tiernamente los recorría y jugueteaba con la mía en una danza que se hacía cada vez más urgente; mis brazos rodeaban su cuello y mis manos se hundían en su cabello, estábamos tan pegados que una de sus manos alcanzaba uno de mis senos y lo tocaba delicadamente mientras la otra recorría mis nalgas a través de la tela. Su boca metódicamente se fue acercando a mi cuello y cuando rasó la oreja sentí una fuerte debilidad en mi abdomen y emití un leve quejido preludiando la innegable necesidad de entrega. Para cuando sus labios se hundieron en mi cuello, mi resistencia se había agotado, estaba a punto de tener un orgasmo, allí, bailando con Felipe.
SEGUNDO ACTO: ENTRE ...