1. Y la búsqueda terminó…


    Fecha: 01/01/2020, Categorías: Hetero Autor: Albany, Fuente: CuentoRelatos

    ... maravilloso pasivo. Fue la primera experiencia sexual satisfactoria en mucho tiempo.
    
    Me dediqué a él cómo hacia mucho no lo hacía con nadie; desde consentir hasta quedarme para tener una amena conversación, darle un beso apasionado, una mamada comprometida, comerle el culo y mirarle a los ojos mientras el eyaculaba con mi verga dentro de él. Fue un gusto ver como mi semen salía disparado para impregnar su abdomen, sus pectorales y una gota que quedó en su barbilla, que lamió cómo si fuera un poco de miel…
    
    Después de eso, pasaron un par de meses mientras lograba articular mis deseos con lo que obtenía. Fue un constante desencuentro... Así que, tras una fiesta de cumpleaños en la que el agua pareció convertirse en vino, que yo bebí cómo si fuera agua, decidí no dejar oxidar mis habilidades orales y aproveché que me quedaba en casa de un querido amigo para darle una chupada.
    
    El suele querer dármelas a mi y no me gusta como lo hace... No me gusta cuando se concentran en el glande del pene... A mi me gusta tragarme las vergas. Nada como quitar el botón de un pantalón, bajar la cremallera, halar el elástico del bóxer para permitir salir a la bestia, mirarla en todo su esplendor, oler, acariciarla, besarla... Creo que son de esas cosas que solo puedo hacer con él y por él, porque hay cariño y confianza, lo que compone una amistad.
    
    Esa noche quería hacer una travesura. Comencé chupando el glande cómo un dulce, no lo hice por mucho tiempo. Luego me introduje su verga ...
    ... hasta donde pude, hasta donde me causó una arcada, la saqué sin prisas y volví al ataque. La constancia logra lo que el entusiasmo no alcanza y en el cuarto intento logré albergarla toda en mi boca sin más que una mínima molestia que podía causarme la falta de aire. Pero no quise renunciar. Así que seguí en ese proceso de subir y bajar, dando encuentros esporádicos de la punta de su pene con mi garganta.
    
    No tuve que esperar mucho por el premio de la jornada. Trató de quitármela de la boca pero no lo permití. Esta vez tenía que probarlo y lo hice. No permití que una sola gota de su descarga saliera de mi boca y, por primera vez en mi vida, probé el semen de un hombre. Y me lo tragué.
    
    No se si fueron las propiedades químicas, o que, pero esa noche me sentí extrañamente relajado. Dormí bien. Al día siguiente, luego de desayunar, fui a un festival de jazz donde me encontré con unos amigos y... Observé en mí algo inusual. Mi comportamiento era distinto al de otros días, algo más empático pero también mucho más sensible... Me sentía como... Como si quisiera un abrazo, un apretón que me hiciera sentir protegido... Sentía que todo me daba ganas de llorar... Fue extraño. Y adjudicó esa sensación a alguna clase de desequilibrio hormonal causado por el consumo de semen.
    
    Dos meses después, recibí una invitación de un conocido que quería hacer un trio con su pareja, a quien no conocía. Ambos estaban pegados del techo pues estaban ebrios y habían olido algo de perico (cocaína ...
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