1. Para no pecar, se la metí por el culo


    Fecha: 02/01/2020, Categorías: Incesto Autor: Hansolcer, Fuente: SexoSinTabues

    A indicación de mi tía me había quitado la ropa y únicamente vestía una playera y short deportivo. –Acuéstate ahí - me había dicho mientras buscaba en unos cajones algún aceite para aplicármelo en la zona donde supuestamente tenía el “empacho”. Hacía 2 días que había sentido los síntomas de la indigestión. – Ve, que te de una sobada Fátima – había dicho mi mamá – como si todavía fuese su niñito, a mis 26 por momentos me trataba igual que cuando era un adolescente. La verdad me sentía mal, tenía nauseas, dolor de cabeza y ese malestar estomacal que me hacía odiar la comida. - Ya está - dijo mi tía -. Traía consigo un aceite para bebe y cómo vio que ya estaba acostado sobre la cama tal como ella me había indicado, inmediatamente comenzó a sobarme con aquel líquido viscoso. Palpaba como si tratase de descubrir algo dentro de mi estómago. Con las 2 manos hacia presión siguiendo la dirección de mis intestinos hasta a llegar a la zona pélvica. –Te duele – preguntaba en tono de doctor preocupado por su paciente. Un poco – dije – Me pidió que me girara hasta quedar boca a abajo y esta vez empezó a ponerme aceite en la parte de Central de mi columna vertebral, dándome un ligero masaje hasta llegar al pegue de mis caderas que me hacía sentir relajado. Luego de eso empezó a halar hacia arriba la piel sobre la columna misma y por extraño que parezca tronaban como si aquella técnica además de quitarme el empacho también enderezará mis huesos. Era evidente que mi tía sabía lo que hacía. ...
    ... Otra vez sentí sus manos moviéndose juntas presionando mis músculos en dirección a la parte central de mi espalda y bajar en dirección de mi ano, deteniéndose donde comienza mi culo. Se sentía bien, pero todo sobre todo me hacía sentir que mis síntomas de indigestión eran menos. Como estaba boca abajo había cerrado los ojos para sentir mejor el tratamiento, ella parada al lado yo mirando al contrario, a la pared. Sin embargo algo llego a mi nariz, era un leve olor pero que no podía confundir. Era un olor a hembra, específicamente a chocho y a chocho que destila emociones. Tanto que gire mi cabeza y pude ver a mi tía inclinada sobre mi dándome la sobada para mí empacho. Pensé equivocarme, como podría ser tan estupido y creer que ella se iba a estar derritiendo de sexo por tocar a su sobrino en un masaje con fines curativos para una indigestión. Estábamos solos, era claro. Yo semi desnudo con esa simple playera que cubría parte de mi parte superior y ese short deportivo holgado y sin ropa interior. ¿Pero y eso que? – pensé – Fue una de regresar en el tiempo y recordar. Tía Fátima fue esa que cuando era un niño de 13 supo que me cogia a mi hermano, que también le daba verga casi a diario a mi hermana y hasta mi hermanastra 7 años mayor que yo. También la recordaba teniendo sexo con aquellos vecinos de mal vivir que supuestamente la amenazaron por haberlos denunciado a la autoridades. La vi coger, quizá obligada pero con lujuria. Supo por años de lo que hacíamos mis hermanos y yo, ...
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