1. La puta del barrio


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... digamos… Para que te vean conmigo… Así, no te molestarían, aunque te vieran sola… Y luego, cuando dejáramos de salir juntos, se habrían olvidado de ti… Se les habría pasado las ganas de hacerte daño… ¿Qué te parece?
    
    —Oye… Y…y… A ti…a ti… ¿No te importa que te vean conmigo?... Ya sabes lo que para todo el mundo soy…
    
    —En absoluto; nada de nada… Aunque no sé si tú estarás de acuerdo en que te acompañe… Creo que muy divertido no soy… En realidad, soy muy tímido… Me “corto” ante las chicas…
    
    —Pues a mí me pareces muy simpático… Y, si a ti no te importa salir conmigo, a mí tampoco ir contigo
    
    —¿Quedamos, pues, para mañana?
    
    —Quedamos; ¿a qué hora?
    
    —Del taller salgo a las seis; llego a casa, me ducho, me cambio, y a las siete menos cuarto estoy ante tu casa
    
    —Pues hasta mañana, a las siete menos cuarto de la tarde
    
    Se dieron la mano, despidiéndose, y ella entró en su portal… Luis quedó allí, viendo cómo la chica se metía dentro y empezaba a subirlas escaleras… Entonces, seguro de que ella estaba segura, se marchó. Sonsoles subió a su piso, a su casa y entró; allí estaba su madre, en el salón, borracha, hediendo a licor barato y dormida, con unos ronquidos que ni una locomotora de vapor, de las antiguas, y todo el ambiente apestando a tabaco; pero la muchacha, ni mirar hacia el salón; ¡qué más daba eso, lo de cada día!... Se fue casi corriendo a su cuarto… Se sentía extraña; nadie, nadie, la había tratado como Luis la trataba… Se sentía respetada… Respetada por ...
    ... aquél hombre, aquél chico que conocía desde siempre, pero que resultaba que en absoluto le conocía… Que era muy distinto a como le creía… Muy distinto a los demás, los que rodeaban a Raúl, sus incondicionales acólitos… Él, en cambio, sí que la conocía a ella; sabía lo que era, lo que de ella se decía… Y, sin embargo, la respetaba, la trataba con respeto… Como nadie, nadie, en toda su vida, la trató
    
    Ya en su cuarto, se miró al espejo… Y lo admitió; sí, parecía una puta… Y, desde luego, Luís tenía razón: Si parecía una puta, para todo el mundo sería eso, una puta; una ramera… Y de las tiradas Entendió que el refranero español, a veces se equivoca, que el “hábito, a veces, sí hace al monje”… Y un “hábito” de puta, puede hacer a una puta… Aunque, en el fondo, no lo sea… Y deseó, lo deseó con toda su alma, no volver a parecer eso, una puta. Revolvió y revolvió entre su ropa, buscando atavíos de mujer, de chica “decente”… Y resultó que también lo tenía; al menos, pantalones, casi normales… Un tanto ajustados, sí… Puede que hasta demasiado ajustados, pero pantalones al fin, no esas falditas minúsculas, que ni a “minis” llegaban… O se “pasaban”, pueblos y pueblos, por lo cortas… Y camisas de manag corta, un tanto holgadas, que no se ceñían a su busto hasta casi parecer con los pechos al aire… Y sujetadores… Ella no los usaba hacía ya tiempo, por lo que un tanto ajustados de más sí que le quedaban… Era más joven, dieciséis, diecisiete años, cuando dejó de usarlos, para hacer resaltar ...
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