1. La puta del barrio


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... más sus tetitas, y claro, en esos dos, tres, años, transcurridos sus femeninas formas habían madurado, se habían formado más y más, y entonces esos senos eran más generosos que, años atrás, lo fueran… Se vistió de “chica decente”, y se miró al espejo… ¡Dios, y cómo podía cambiar el “monje” de vestir uno u otro “hábito”!... Se gustó, pues ya no parecía, tanto al menos, lo que antes parecía… Y, de todas formas, también se vio bonita, hermosa, guapa…hasta atractiva… Sí; desde luego, Luís tenía razón… Se sintió a gusto; contenta consigo misma… Como, puede, que nunca antes se sintiera
    
    Al día siguiente, se pasó la mañana arreglando la casa, limpiándola a modo, y haciendo la comida; comió sola, antes de que su madre llegara… No quería comer con ella; ni verla quería… Y cuando la oyó entrar en casa, abrir la puerta con su llave, corrió, escapó más bien, a su cuarto. Su madre la llamó; “¿Qué hay para comer, zorrita”, pero ella ni se dignó en contestarle; la madre volvió a gritar, preguntándole dónde estaba…qué hacía…qué has hecho para comer… Y ella siguió sin responder. Por fin, la mujer que le diera el ser, abrió la puerta y entró en el cuarto
    
    —¡Vaya; conque estás aquí!... ¿Por qué no respondías?... A ver; ¿qué bazofia me has puesto hoy para comer?... ¿Hay carne?
    
    —En la cocina tienes la comida; caliéntatela si quieres… Y no; no hay carne… Ya te lo dije; si quieres carne, “dásela” tú al carnicero…
    
    —¡Deslenguada!... ¡Soy tu madre!
    
    —Una madre no manda a su hija a ...
    ... putear para que le traiga carne… Y no voy a volver a hacerlo mamá…no voy a volver a hacerlo… Luego, si quieres carne para comer, ya sabes lo que tienes que hacer… Y si no, confórmate con el arroz y los huevos
    
    —¡Vaya!... ¡La putita quiere parecer “honrada!… Bueno… Hasta que te canses de no tener macho que te monte…polla que mamar… Ya te cansarás de ser “decente”… ¡Ja, ja, ja!... ¡Sabemos lo que es necesidad, nena!… ¡Lo sé muy bien!... ¡Ja, ja, ja!...
    
    Y salió de la habitación riéndose a carcajadas… Por la tarde, Sonsoles se vistió la ropa que la noche anterior apartara para esa tarde, el pantalón, la camisa y el sujetador… Braguitas sólo tenía las que tenía, tangas de lo más minúsculo; pero bueno, eso no se lo vería nadie…y a ella, le gustaban…le gustaba llevarlas… Eligió zapatos, unos bajos; sospechaba andarían lo suyo, y mejor ir cómoda… Además, aquellos zapatos de aguja, de increíble tacón, de antes, tampoco le gustaban ya tanto… Se le hacían tan inapropiados como las minúsculas falditas, las camisetas dos tallas más pequeñas de lo que necesitaba… Desde las seis de la tarde no se despegó de la ventana, pendiente de que él, Luis, apareciera. Pasaban no mucho de la media cuando por fin le divisó, acercarse a su portal… Y, al punto, salió despendolada, escaleras abajo, a unirse con él…
    
    Se dieron la mano, la mar de ceremoniosamente, como antaño hacían chicos y chicas al encontrarse, al verse. No se quedaron en el barrio, aunque tampoco se alejaron tanto, pues a veinte, ...
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