1. La puta del barrio


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... veinticinco, minutos de autobús estaba ya la gran ciudad, con sus luces, sus tiendas, sus cines, sus cafeterías, bares y restaurantes… Todo un mundo ignoto para Sonsoles, que la deslumbraba. Era feliz, muy, muy feliz, andando, caminando, por esas calles llenas de gente pero vacías de basura; llenas de coches, pero sin rastro de jeringuillas dejadas acá y allá por los “yonquis”… Un mundo muy, pero que muy distinto al que conocía, al que era su “pan nuestro de cada día” de toda la vida… Y la monda fue cuando él la llevó a una heladería y la invitó a un helado. Se sentaron a una mesa y un señor camarero, con uniforme negro, más menos, de smoking, a atenderles… Y luego, el helado… Enorme, en una copa de cristal, con una chocolatina en su estuchito, todo coqueto él…
    
    Fue el día más feliz de toda su vida. Regresaron al barrio, a su vida de cada día, cuando la oscuridad nocturna empezaba a ser la dueña del ambiente, a eso de las nueve y media, diez de la noche. Llegaron al portal de Sonsoles y se despidieron hasta el siguiente día. Cuando Sonsoles subía las escaleras se dio cuenta de que aquél había sido el primer día, el único día, en un montón de ellos, años, en que no se había sentido una prostituta, sino una chica, simplemente… Una muchacha normal y corriente que pasa la tarde con un chico sin tenerse que avergonzar de nada… Con un chico que la respetaba, que no la consideraba una basura… Y el íntimo goce que sintió, que disfrutó, que disfrutaba, era inmenso… Sin igual, sin ...
    ... parecido alguno a lo que hasta entonces viviera… Llegó a casa y el alma se le fue a los pies; su madre, borracha perdida, para variar de lo habitual, le espetó
    
    —¿De dónde vienes?
    
    —De dar un paseo
    
    —Ya… Un paseo… ¡De dejarte follar por ni se sabe los tíos!… Esos amigos tuyos… Que tú, para traer carne a tu madre, muy decente, pero para darte una alegría al cuerpo… Si, por lo menos, cobraras tus “servicios”, y trajeras el dinero a casa, yo no tendría que matarme a trabajar, fregando suelos…
    
    —¿Sabes una cosa mami?... ¡Que te vayas a la mierda!...
    
    La madre, furiosa, le lanzó un cenicero lleno de colillas, de ceniza, pero estaba demasiado bebida para acertar, por lo que el “proyectil” acabó estrellándose en la pared
    
    —¡Mala hija; a la mierda te vas tú! Con todo lo que yo he hecho por ti y así me lo pagas. Primero hiciste que tu padre se marchara y ahora me humillas.
    
    Se echó a llorar, y Sonsoles sintió una punzada de dolor allá dentro, en su alma, en su corazón… Al fin y al cabo, era su madre… Y la quería… Pero ya estaba más que harta de sus desplantes, de sus insultos… Y lo de esa noche, invitándola a que se hiciera puta a todo ruedo para que ella no tuviera que trabajar, era demasiado… Mucho; muchísimo más de lo que podía aguantar… Se fue a su cuarto… Por finales, aquél día tan feliz, se había ido a hacer puñetas… Pero llegaría el día siguiente, y, de nuevo, saldría con Luís… Y otra vez sería feliz…
    
    Llegó el siguiente día, y el siguiente, y el siguiente… Y ...
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