La puta del barrio
Fecha: 16/09/2017,
Categorías:
Primera Vez
Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos
... aún no había hecho, empezar a cobrar por sus “servicios”. Irse a donde estaban el resto de las prostitutas. Esperar a que un coche parara y subirse con un desconocido.Y, al final, como tantas otras, aparecer muerta por sobredosis en un callejón o rajada por su chulo.
Al día siguiente no quiso salir de casa; hacia media mañana, las once, once y algo, llamaron a la puerta. Miró por la mirilla: Era Raúl
—¿Qué hostias quieres?
—Estoy muy caliente, putita; Vamos abre… Echaremos todo un “polvo guapo”... Como a ti te gusta
—¡Vete a tomar por culo, desgraciado!
—¡Joder tía!... ¿Aún estás enfadada por lo de anoche?
—Llegaste demasiado lejos; me trataste como si no fuera más que basura
—¡Joder tía!... ¡Como si fuera la primera vez que te “tragas” tres pollas, una tras otra
—¡Que te largues, cabronazo!... ¡Nunca más volverás a tocarme!... ¡Ni al pelo de la ropa!
—Vaya, con que la putita se ha vuelto remilgada… Pues oye… ¡O me abres, o tiro la puerta abajo!
—Hazlo, y te rebano el cuello; te lo advierto; ¡tengo el cuchillo de cocina en la mano!... Y te juro que lo uso, que te rebano la nuez…
Era un “farol”, pues en la mano no portaba nada, pero surtió efecto. El Raúl, como casi todos los “siete machos”, en el fondo, era un cobarde; muy “valiente” ante alguien palmariamente inferior a él, a su fuerza; muy “prudente” si las fuerzas se equilibraban; francamente “cagueta” si, ostensiblemente, llevaba las de perder
—¡Está bien, puta!... Porque no merece la ...
... pena esforzarse uno por una guarra como tú… Pero, no podrás estar toda la vida en casa; ya te pescaré en la calle… Y te vas a enterar de quién es Raúl… ¡Te follaremos, puta!... ¡Te follaremos todos!... ¡Todos! Uno tras otro… Y te “romperemos” el culo, también uno tras otro…
A Sonsoles un escalofrío le recorrió el cuerpo, de cabeza a pies…de pies a cabeza… Pero el maldito Raúl, el macarra de mierda, se marchó, y la chica se quedó aliviada; volvió al salón… ¡Dios, y cómo había podido llegar a eso!... Ya no era una persona, sino un objeto; algo que los tíos toman, lo usan, y luego lo tiran… Empezó a adecentar el lugar, retirando botellas, vasos, el cenicero, repleto de colillas, aireando algo el ambiente… De nuevo, golpes en la puerta; y esta vez sí que tomó el cuchillo de la cocina
—¡Te he dicho que te vayas a tomar viento, cabrón…mal nacido!
—Sonsoles, soy yo, Luis
—¿Qué coño quieres?
—Saber si estás bien; solo eso
—Sí; estoy bien… Gracias por molestarte
Aplicó el ojo a la mirilla, y lo vio allí, ante la puerta; lo conocía casi que de toda la vida… Y no recordaba que jamás la ofendiera; la insultara, le dirigiera una palabra soez, una insinuación malsana… Nada, nada descortés, deshonroso, le hizo nunca… Y la noche anterior, la acompañó a casa, como todo un caballero… Escondió el cuchillo a su espalda, y le abrió la puerta
—Estoy bien, Luis... Gracias por acompañarme anoche a casa.
—Era lo menos que podía hacer. Yo... ¡joder!, me siento fatal.
—¿Por ...