1. La puta del barrio


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Primera Vez Autor: Barquidas, Fuente: CuentoRelatos

    ... qué?
    
    —Por lo que te hicimos.
    
    —Tú no me hiciste nada.
    
    —Pero no impedí que los demás lo hicieran. Y... yo también iba a hacerlo.
    
    —No te preocupes, Luis, olvídalo. Sólo eran unos chicos y yo la zorra del barrio. ¿A quién le importa?
    
    —A mí me importa.
    
    Le miró; recordó cómo él la miraba la noche anterior… El deseo, la lujuria escrita en sus ojos… Pero, también, cómo la soltó, cuando ella le miró a él
    
    —¿Se metieron contigo?
    
    —Bueno, ya sabes cómo son, unos gallitos. Pero saben que soy más fuerte que ellos… Que podría casi con todos… Hasta con todos juntos
    
    —No quiero que tengas problemas con Raúl por mi culpa. Puede llegar a ser un mal bicho.
    
    —Lo sé. Pero tranquila.
    
    —Antes vino -dijo, mostrándole la mano que tenía a la espalda, con el cuchillo-
    
    —¿Qué quería?
    
    —Lo que todos. Usar a la zorra.
    
    —¡Qué hijo puta!
    
    —Ya. Hay muchos con él.
    
    Y entonces, Sonsoles se dio cuenta de cómo la miraba él: De arriba abajo… En fin, que tampoco Luis era tan distinto a los demás
    
    —¿Qué?... Quieres que te agradezca lo que anoche hiciste por mí, ¿verdad?... Pues nada, macho; eso está hecho… Una mamada más o menos… ¡Qué más da, ya!... Venga, al avío; sácatela… O, ¿prefieres que te la saque yo?
    
    Llevó las manos a la bragueta de Luis, pero él la detuvo… La rechazó… Luis la miró, en silencio ¿por qué puñetas, tenía ella que ser así, tan desgarrada?... Si pareces una puta, lo normal es que todos te traten como si, en verdad, lo fueras…
    
    —No, no; sólo quería ...
    ... saber cómo seguías… Si estabas bien… Y veo que sí; que estás bien… Luego, me marcho; adiós Sonsoles
    
    Se dio la vuelta y se marchó… Y Sonsoles se sintió mal… ¿Por qué narices tenía que haber sido tan borde con él?...
    
    —¡Espera Luis!
    
    Pero Luis no esperó; llegó a las escaleras y las fue bajando deprisa y corriendo, saltándose los escalones casi, casi, que de dos en dos, y Sonsoles cerró la puerta, despacio, muy despacio. Se puso a limpiar la casa, que estaba hecha una auténtica pocilga… No sabía por qué, pero, por primera vez en años, no quería vivir rodeada de tanta mugre… Llegó su madre y, directa, fue a la cocina, en busca de una botella de alcohol barato… Su fuerte era el vodka, pero tampoco hacía demasiados ascos a la ginebra… Hubo suerte, pues enganchó una de vodka. Y preguntó
    
    —¿Qué hay para comer?
    
    —Arroz blanco y huevos fritos
    
    —¡Joder, con tanto arroz!... Ni que fuéramos chinos… ¡Estoy harta de arroz!... ¿Me oyes?... Yo quiero carne; un buen filete…
    
    —Pues dame dinero para la carne… ¿Desde cuándo no le pagas al carnicero?
    
    —Bah. Tú te arreglas bien con él… ¿Para qué voy apagarle pues?
    
    Sonsoles miró a su madre… Lo sabía; sabía cuáles eran sus “arreglos” con el carnicero… Y no le importaba… Se comía la carne tan ricamente… Y se la pedía…le pedía carne, aun sabiéndolo…
    
    —¡Pues si quieres carne, si quieres un buen filete, baja tú y chúpale la polla al carnicero!
    
    —¡Ja!... Aquí, la puta eres tú, no yo…
    
    Sintió asco; un asco tremendo… De su madre; de ...
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