1. Casilda, una mujer morena e inexperta


    Fecha: 16/09/2017, Categorías: Transexuales Autor: Quique., Fuente: CuentoRelatos

    ... posaderas?
    
    Me puso el bocadillo en la boca para que le diese un mordisco por el mismo sitio que lo estaba comiendo ella. En este momento supe que íbamos a follar. Mordí, tragué y le respondí:
    
    -Sí, hay mujeres a las que darles en el culo, con la palma de la mano, con una zapatilla o con otra cosa, les gusta.
    
    Íbamos a acabar el bocadillo dándole un mordisco ella y un mordisco yo.
    
    -¿Qué cosa es esa que no quieres decir?
    
    -La tralla.
    
    Casilda se quedó con la boca abierta.
    
    -¡¿El látigo de darle a los caballos!?
    
    -Sí, con ese.
    
    -¿Cómo le puede gustar una cosa así a una mujer? ¿Le diste a alguna? Si le diste dime a quien. El secreto morirá conmigo.
    
    -A la señora Facunda.
    
    -¡Esa mujer tiene más de 50 años!
    
    -Tiene 52, y un cuerpo de escándalo.
    
    -¿La azotaste en su casa?
    
    -En el granero por 1000 pesetas.
    
    Se escandalizó.
    
    -¡¿Cobras?! ¡¿Eres un puto?!
    
    -Yo me considero un amante por horas.
    
    -¿Le cobraste a alguna más?
    
    - A varias. La cosa empezó un día que estaba partiendo leña...
    
    -Leña le partes a señora Gloria.
    
    Seguí hablando sin decir que era ella.
    
    -Es una mujer mayor...
    
    -Y viuda.
    
    - Sí, viuda y muy necesitada. Me pagó 1000 pesetas por follarla. Corrió la voz entre sus amigas y ahora no me falta trabajo.
    
    -Te follaste a señora Gloria, reconócelo.
    
    -Para ti la perra chica.
    
    -Sabía que era ella. ¿Te gustó darle con el látigo a señora Facunda?
    
    -Sí.
    
    -Eres perverso.
    
    -Yo no diría perverso, diría, lujurioso, un ...
    ... lujurioso salido que te haría un pijama de saliva, como le hice a más de una.
    
    -No sé qué es eso del pijama de saliva, pero suena a sexo subido de tono. Cuéntame que hiciste con señora Facunda.
    
    Me la volví a jugar.
    
    -Si te lo cuento entrarías en un mundo de lujuria sin freno, un mundo antagónico al tuyo que te puede fascinar. ¿Seguro que quieres que te lo cuente?
    
    Como no sabía mentir, me dijo:
    
    -Ya me tiene fascinada.
    
    Me quité la camiseta. Mi torso musculado y peludo quedó al descubierto. Cogiéndole un dedo de la mano derecha con mi mano izquierda, la invité a que acariciase mi pecho, mi vientre y a que tocase los pelos de mi pelvis.
    
    -Cierra los ojos y mientras me acaricias imagina la señora Facunda desnuda. -Casilda, cerró los ojos- Está con las piernas separadas y las muñecas atadas a una viga de su establo. Sus tetas son grandes y un poco decaídas, tienen unas areolas rosadas y unos grandes pezones. Su coño rodeado de una gran mata de pelo negro está chorreando, chorrea porque mi lengua lleva casi un cuarto de hora lamiendo su espalda y follando su ojete. La encaro, me pide que la bese, le aprieto la garganta con mi mano derecha hasta que le empieza a faltar la respiración. La dejo respirar, acerco mis labios a los suyos y cuando se rozan le escupo en la boca. Le agarro los pezones y se los aprieto, (le pasé el dedo por los pezones a Casilda y se estremeció) después le como las tetas. Me vuelve a pedir, a pedir no, a implorar que la bese y le vuelvo a apretar el ...
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