1. Tocado por mi sobrino de 8 años


    Fecha: 05/01/2020, Categorías: Gays Autor: pelosenlaspiernas, Fuente: SexoSinTabues

    Terminé con mis pendientes temprano, así que les puse a los niños una película y me metí a bañar. Yo estaba muy caliente porque llevaba varios días sin tener sexo con mi mujer ni masturbarme, así que cualquier roce o pensamiento me la paraba. Me la jalé en la ducha, pero no me permití terminar, quería ver porno más tarde. Total, que apenas con el bóxer puestos, me recosté en la cama y me quedé con los ojos cerrados tendido con la verga medio parada, frotándomela un rato pero luego lo dejé de hacer y seguí así, con los ojos cerrados. De pronto escuché que se abría la puerta de mi recámara y entreabrí los ojos; era Pablito, quien en una actitud muy sospechosa asomó primero la cabeza y al ver que yo no me movía, entró a la habitación. Yo mantenía los ojos entreabiertos hasta que se acercó demasiado y entonces los cerré por completo, fingiendo que dormía, mientras recordaba aquella vez en que Pablito intentaba espiaba cuando yo orinaba. Mi verga comenzó a ponerse un poco con ese recuerdo, sentía que se tensaba y sentía la mirada de Pablito sobre mí, su presencia, pero no hacía ni decía nada. Cuán grande fue mi sorpresa cuando sentí su mano sobre mi paquete, rozándolo con suavidad y cierta timidez, mientras mi palo cobraba vida debajo de la tela. Entreabrí los ojos y pude ver su expresión tensa y de morbo al mismo tiempo, fija en mi verga pero atento a que no me “despertara”. Yo sentía un hueco en el estómago, sabía que estaba mal dejar que ese niño, el hijo de mi hermano, ...
    ... estuviera ahí, tocándome, pero mi morbo y mi calentura pudieron más. Por si fuera poco, el niño comenzó a levantar la tela de la pernera de mi bóxer con una mano y empezó a meter la otra dentro de la prenda. Mi pito dio un salto involuntario cuando sentí su mano aferrando con fuerza mi tronco, la apretó con firmeza y luego la sacó por la misma pernera, dejando prácticamente la mitad de mi verga por fuera del bóxer. Cuando estuvo afuera retiró su mano, dejó de tocarme pero sabía que seguía estando ahí; me lo imaginaba admirando mi miembro a medio salir. Hubiera dado lo que fuera por abrir los ojos para ver su expresión en ese momento, pero temía que si me atrevía a siquiera entreabrirlos, se asustara y se fuera, así que seguí con los ojos bien cerrados. De pronto escuché que salía corriendo y me sentí decepcionado, abrí mis ojos y entonces pude ver mi verga tal como él la había dejado, saliendo por la pernera del bóxer, venosa, con la cabeza brillante y muy hinchada. La visión me excitó aún más, me llevé la mano a la cabeza del pene dispuesto a empezar a jalármela cuando escuché los pasos de Pablito, que volvía corriendo pero esta vez otros pasos lo seguían. Cerré los ojos otra vez, instintivamente. El hueco en mi estómago se acrecentó aún más cuando escuché la voz de mi hijo dentro de la habitación, los dos se pararon en seco a cierta distancia de la cama y de mí. Mi respiración se aceleró y me costaba no moverme, pero mi verga empezó a palpitar. Escuché la voz de mi sobrino que le ...
«123»