1. Cuando alguien te descubre lo puta que eres


    Fecha: 05/01/2020, Categorías: Incesto Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    Por aquellas fechas las cosas no iban nada bien con mi pareja.
    
    Internet hizo el resto, nos encontramos en una de esas muchas páginas donde te metes para buscar un ligue calentito cerca de tu casa.
    
    Así nos conocimos.
    
    Quedamos una noche.
    
    Yo llevaba un pantalón corto, muy muy corto y una camiseta muy insinuante.
    
    Nos fuimos a dar un paseo en coche mientras manteníamos la mítica conversación de dos desconocidos que acaban de verse en persona por primera vez.
    
    Fuimos a una playa y aparcamos.
    
    Me pareciste un chico muy mono desde el principio, y como odio las hipocresías te pedí que nos fuésemos para el asiento de atrás.
    
    La excusa, que me hicieses un masaje en la espalda.
    
    Yo iba con claras intenciones de acostarme contigo asique me quité la camiseta sin miramientos, dejando que tus manos nada expertas pudiesen rozar de vez en cuando la parte delantera de mi cuerpo.
    
    Pero eras muy sutil y no querías tocarme las tetas. Yo me moría de ganas y tu te hacías de rogar.
    
    Te pedí que parases y te sentases. Me senté a horcajadas tuya, muy abierta de piernas y te llevé las manos a mis tetas y luego a mi culo.
    
    Estaba deseosa de follarte y dejar de lado las tonterías que tienen la mayoría de las mujeres que se creen que no se puede follar en la primera cita porque si no jamás te verán como una futura pareja.
    
    ¿Y quien te ve como eso si eres una estrecha?
    
    ¿Que no hay segunda cita?
    
    Te pierdes este tremendo culo y ese coñito tan cerradito y apetitoso que ...
    ... tengo.
    
    Pero aquella noche aprovechaste la ocasión.
    
    Tu polla pronto creció dentro de tu pantalón.
    
    Cuando ya estabas que reventabas me cogiste del pelo y me pusiste a cuatro patas.
    
    Yo estaba deseosa de que me la metieras pero no esperaba aquella embestida sin piedad que me diste.
    
    Eso provocó que me mojase toda.
    
    En la siguiente embestida no tuviste que hacer fuerza para que entrase sin esfuerzo.
    
    Estaba chorreando y te encantaba.
    
    Me follaste en cuanta posición se te ocurrió, arriba, abajo, de lado, a cuatro patas…
    
    Dentro del coche hacía demasiado calor.
    
    Excusa perfecta para desentenderte de mí y dejarme a medias.
    
    Hijo puta. Me fui para casa más salida que una monja de clausura, deseando un segundo encuentro tórrido.
    
    Y lo hubo.
    
    Esta vez te dejé subir a mi piso.
    
    Una cama era un buen lugar para que me demostrases que eras el amante que necesito y enseñarme como follan los buenos amantes.
    
    La cama poco la usamos al final.
    
    Como aún no llegaran mis compañeros de piso hicimos una ronda por cada estancia.
    
    Lo que más me gustó fue mancillarles las camas a todos.
    
    Luego usar sus escritorios como zona sexual y no de estudio.
    
    Estar sentada en el borde de la mesa y verte a ti sentado en la silla del escritorio mientras me abres de piernas y empiezas a recoger todos mis fluidos.
    
    Luego mientras sigues sentado bajar lentamente y sentarme encima de ti.
    
    No necesitaba ya ni siquiera meterme tu polla con la mano.
    
    Simplemente acercar mi coño ...
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