1. Cuando alguien te descubre lo puta que eres


    Fecha: 05/01/2020, Categorías: Incesto Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    ... húmedo y sentarme encima.
    
    Estaba tan dura y yo tan mojada que los dos solo teníamos que movernos frenéticamente para darnos placer.
    
    Ese placer que hasta ahora nadie me había enseñado como tú.
    
    Ahora nos vamos para el salón.
    
    La ventana da hacia la terraza y hacia los pisos de otros vecinos.
    
    No hay cortinas puestas aún, pero da igual.
    
    Que disfruten del espectáculo.
    
    Pensar que quizás me estén mirando, eso me excita en demasía.
    
    Te encanta tenerme a cuatro patas para observa, tocar y golpear mi culo redondito con tu gran polla.
    
    Te gusta que respingue con cada azote que me das con ella.
    
    Por eso me pones sobre el brazo del sofá con las rodillas apoyadas en él.
    
    Me inclinas hacia delante.
    
    Tienes mi culo y mi coño delante de ti, para hacer con ellos lo que quieras.
    
    Escupes en mi coño y me metes la polla de nuevo.
    
    Gimo de placer.
    
    Sigues follándome hasta que notas que me corro.
    
    Es mi postura favorita.
    
    En ella puedo notar mejor la gran polla que me está follando y permitir que entre completamente.
    
    Hasta hay momentos en que con el desenfreno que llevas me empujas tan fuerte que rozo el dolor.
    
    Son esos momentos que me hacen mojarme más aún.
    
    Esa mezcla de placer y dolor.
    
    ¡Cómo me gusta y como sabes lo que me hace disfrutar!
    
    Estoy disfrutando tanto que no me entero de la puerta.
    
    Por suerte tú sí.
    
    Cogemos una manta y nos tapamos aparentando estar viendo la tele.
    
    Cuando mi compañera se mete en la habitación vuelves a ...
    ... metérmela.
    
    Terminas de follarme allí en el sofá.
    
    Te corres dentro de mí por completo.
    
    Ummm, leche blanca y espesa dentro de mí, mezclándose con mis fluidos.
    
    Esa noche dormí con tu corrida empapando mis bragas y al despertar aun olía a ti.
    
    Por la mañana no me duché, me gustaba oler a ti y deseaba volver verte otra vez.
    
    Y así fue.
    
    Quedamos en sucesivas ocasiones de forma clandestina en mi piso.
    
    La segunda vez bajé a buscarte al portal con una faldita de cuadros como la que llevan las niñas de uniforme al colegio.
    
    Al meternos en el ascensor te pedí que me metieses la mano debajo de la falda.
    
    No llevaba ropa interior.
    
    En vez de subir nos quedamos en el ascensor.
    
    Era por la tarde y mucha gente solía llamarlo, pero el morbo de que me pillasen era mejor que no hacerlo.
    
    Me puse de rodillas ante ti y te saqué la polla del pantalón.
    
    No estaba lo suficientemente dura para follarme pero un par de folladas a mi boca y ya lo estaba.
    
    Aun así preferí deleitarme esta vez un buen rato comiéndotela polla.
    
    Una buena mamada de esas que te la dejan llena de saliva hasta el punto en que la saliva te resbala por la boca y te moja las tetas y los muslos.
    
    Como el ascensor tiene espejos en las tres paredes me arrinconas contra una.
    
    Pegas mi cara contra el espejo y me metes la polla bajo la falda.
    
    Poco a poco me vas abriendo el coño con ella.
    
    Está húmedo, pero te cuesta entrar y haces más fuerza.
    
    Me duele pero me encanta a la vez.
    
    Me siento ...