Tatiana Cap I. Juegos lujuriosos
Fecha: 07/01/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Autor: dantestr, Fuente: RelatosEróticos
... extraño que la pobre chica se quejase, aun cuando solo estuviera lamiendo suavemente su pezón. Seguramente el dolor por la hinchazón de sus pechos se volvía más fuerte y constante.―No te preocupes mi vaquita... ¡que ya te ordeño!―pensaba el muy patán.
―Ah… Aaaaaah…Ayyyyyyyyy― parecía que a la chica empezaban a flaquearle las fuerzas. Los grititos se habían vuelto gemidos algo más débiles pero extrañamente más intensos.
Benito, decidido a aprovechar al máximo la pasividad de esa exquisita mujer, le puso las manos en la cintura y le acarició en forma casi imperceptible el borde de las ajustadas calzas. Entonces no pudo resistir la tentación, y mientras seguía lamiendo las sabrosas tetas, le puso una mano como al descuido en las nalgas. Tatiana estaba semisentada en el borde del aparador, de modo que sus glúteos sobresalían como una eclosión de magnificencia. Benito sintió la firme consistencia de esas ancas, y le pareció que su deleite crecía hasta desbordarse. Pero le duró sólo unos segundos, pues Tatiana, con un rápido y delicado movimiento, le retiró la mano y la puso otra vez en su cintura. El viejo se desquitó dándole una brusca y larga chupada en uno de los pezones, que arrancó un angustiado quejido a su víctima.
―Ya estás preparada —le dijo―. ¿Cómo te sientes, querida?
Las portentosas tetas de Tatiana brillaban lubricadas con la saliva del decano—. Y su ruborizado rostro completaba un cuadro increíblemente lascivo.
―Mejor, don Benito, gracias ―respondió ...
... la joven. Al viejo le dio la impresión de que evitaba mirar a Marta, seguramente por vergüenza.
―Te has portado muy bien, Tati. ¿Ves que dejar salir el dolor ayuda?
―Sí… Ha sido un poco… extraño. Pero me siento más relajada.
Marta se acercó y le tomó las manos.
―Has sido muy valiente, linda. Te debe de doler bastante, pero ya pasará. Ahora, antes de la extracción, me gustaría contarte un detalle sobre la experiencia que tuvimos con la vecina de la casa 47. Ocurrió que ella reprimía algo más que el dolor ―y Marta le hizo un gesto de complicidad, como insinuando que Tatiana entendía de qué hablaba―. Pero tú no debes avergonzarte por eso; es completamente normal. Tienes que aceptarlo y dejarlo salir. ¿No es así, Benito? ―y se volvió hacia su marido, como pidiendo su respaldo clínico.
El viejo captó en medio segundo lo que pretendía su mujer, y lo asimiló de inmediato. Las señales de placer morboso que él había creído percibir en el rostro de la rubia, y que había rechazado pensando que su propia lujuria lo hacía ver cosas que no existían, no se le habían escapado a su espabilada mujer, y ahora le había hecho un pase maestro para que él terminara rematando al arco.
―Es verdad, Tati —corroboró—. La vecina se reprimió mucho, y al principio el tratamiento no fue tan efectivo como esperábamos. Claro que en ese entonces yo aún no había hecho el curso, e ignoraba muchas cosas. Ahí aprendí que la sensibilidad y la distensión de los pechos de una paciente que sufre este ...