Una enfermera y el Instagram
Fecha: 15/01/2020,
Categorías:
Infidelidad
Autor: Sevillano, Fuente: CuentoRelatos
... se corrió rápido pero no me quejo. Tras algunas posturas de las que nos permitía el sofá le pedí que se sentara para ponerme yo encima y fue así, tras un par de movimientos de mis caderas, cuando noté su semen derramarse dentro de mí. Yo no me corrí. Pero había conseguido lo que tanto ansiaba: follarme a Álex y sentirme deseada por un veinteañero. Y fue una mezcla maravillosa de deseo, de miedo, de pasión, de ganas, de fuerza… sexo descontrolado.
Cuando se fue Alex lo noté cortado. Pero yo pensaba que era normal.
Luego recogí algo el salón para no dejar huellas y me fui a la ducha para quitar su olor de mi cuerpo. Allí me masturbé para correrme mientras el agua arrastraba por mi cuerpo y hasta el desagüe los restos del olor, del sudor y otros fluidos de Álex.
Al día siguiente esperaba un mensaje de él. Pero no llegó nada.
A los dos días nos citaron en la sede de las zapatillas. Vi que Alex me rehuía. Tras decirnos desde la compañía que la colección era maravillosa y que sería la producida para el verano nos fuimos. En la calle, paré a Alex.
-Alex, que te pasa? No me vengas con tonterías. Lo de ayer pasó. Y yo por lo menos no me arrepiento de ello. Lo pasé bien. Y será nuestro secreto. Si temes que pase algo raro tras lo el polvo… no pasará nada. No te quiero. No estoy ...
... enamorada de ti. Pero quería follar contigo. Y eso hicimos.
Alex parecía algo mejor.
-Y te digo más, Alex. Tengo familia y no quiero estropearlo todo por un polvo. Somos adultos y lo que pasó, pasó, porque lo deseábamos. Y listo. Y te digo más… si quieres me gustaría repetirlo. Tienes mi número. Así que cuando te decidas a pasarlo bien me llamas.
Lo besé en la mejilla y lo dejé allí plantado.
El jueves y el viernes no pasó nada. Pero el sábado por la mañana me llegó un mensaje. Quedamos para un café en un centro comercial. Al rato estaba yo abierta de piernas, en un polígono industrial solitario, en la parte de atrás del coche de Álex.
Desde entonces hemos follado en muchas ocasiones. Los polvos de Alex son diferentes a los de mi marido. Mi marido sigue haciéndomelo a su manera y me gusta. Incluso algún día me lo he montado con los dos, uno por la mañana y otro por la tarde. Sigo enamorada de mi marido. Pero también me gusta el morbo de follarme a Álex, de tener ese secreto entre él y yo. Follarme un yogurín, ese cuerpo joven y tonificado y hacerlo en polígonos en el coche, en hoteles, en las casas cuando las tenemos vacías, incluso en algún baño de centro comercial, me hace sentir viva. Me hace sentir deseada. Me hace sentirme bien.
Me hace sentirme como quiero sentirme.