La conspiración
Fecha: 17/09/2017,
Categorías:
Sexo en Grupo
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Aquella noche era de las que prometían. Teníamos una fiesta para despedir otro curso más de la facultad, para algunos como yo, el último, en casa de una compañera de clase, a la que llamaremos M. Según la lista de invitados, la fiesta estaría concurrida, porque además de los propios compañeros/as de clase, vendrían amigos de la anfitriona, amigos de los invitados, novios y novias de estos, etc. Así pues, la fiesta no terminaría hasta altas horas de la madrugada, a pesar de que se celebraba en un pequeño piso.
Aparqué cerca de la calle en la que estaba el piso. Iba acompañado por mi novia, R. y 2 de nuestras mejores amigas, L.I. y S.. L.I es una muchacha de tez pálida, delgada, con poco pecho, aunque con un cuerpo bien contorneado. Su novio, que no podía asistir a la fiesta, era buen amigo mío. Ella es la típica tía que, aunque no es una calienta braguetas, le va el rollo del sexo. Con frecuencia manteníamos conversaciones con ella y su novio subidas de tono. S. es una muchacha bajita, ni delgada ni gorda, de pelo y piel morena, con una cara fina y una agradable sonrisa. Nunca había tenido un novio reconocido, pero era especialista en desaparecer con algún chico en este tipo de eventos. Y por último mi novia, R. Su bonita sonrisa era una de sus mejores armas, aunque escondía otras mucho más letales.
Charlando animosamente llegamos al bloque de pisos donde se celebraba la puerta. Tocamos al portero electrónico, y rápidamente escuchamos la voz de una compañera y buena ...
... amiga, H., que nos daba la bienvenida y nos abría la puerta. H. es la más joven del grupo. Cabellos morenos, piel blanquita, gordita. Tomamos el angosto ascensor y ascendimos hasta la planta correspondiente. Desde el pasillo se podía escuchar la música y las voces de los asistentes a la fiesta. Parecía que todo estaba saliendo bastante bien, y el ambiente no defraudaba. Poco antes de llegar a la puerta del piso, ésta se abrió, y apareció la anfitriona, M. Nos sonrió ampliamente, y nos besó en señal de bienvenida. M. es bajita, con unas curvas de muerte, y con unos pechos que eran el centro de atención de todos los chicos de la clase durante el curso.
Cruzamos la entrada del piso y llegamos al salón, donde estaba el grueso de los invitados. Las voces de nuestros amigos, algunas de ellas sonaban ya ebrias, se alzaron en la sala para saludarnos. Así, fuimos saludando con algarabía a todos los conocidos, y los que no conocíamos nos fueron presentados debidamente. Una vez concluidas las presentaciones, M. nos ofreció la primera copa. Nos indicó donde se encontraban las bebidas, los vasos, el hielo, etc. Servimos generosamente nuestros vasos y nos dispusimos a charlar. El tiempo avanzaba entre parloteos, bailes, juegos, música, algún momento más intimo con la novia. Los típicos lances de las fiestas.
La noche comenzaba a envejecer, y algunos de los presentes comenzaban a abandonar la fiesta. Poco a poco íbamos quedando menos, por lo que los grupos se iban reduciendo. Las bebidas ...